Eva y José Ángel se casaron el pasado sábado 18 de agosto. Una fecha que jamás olvidarán porque, además de ser «el día más feliz» de su vida, el banquete supuso «un auténtico calvario». La pareja de Benetússer contrató el 26 de marzo con una empresa de salones de eventos que celebrarían el convite en uno de sus espacios el día señalado, en la carretera del Saler.
Sin embargo, días antes de la boda- el pasado miércoles día 15 de agosto- tras haber pagado un depósito de 500 euros y acudir a la prueba de menú, la mercantil avisó a los novios que debían abonar 4.500 euros por adelantado. Una petición a la que la pareja se negó pues, «en el contrato firmado se explicitaba que tras abonar el depósito, el resto se abonaría al finalizar el servicio». Ante la negativa, y tal como explican José Ángel y Eva, «la dueña dijo que si el jueves no le llevábamos el dinero, el sábado las puertas del salón estarían cerradas y no podríamos celebrar la boda». Además, aseguran que les dijo que no les devolverían la fianza «de ninguna forma». «Hasta hoy no hemos recibido otra respuesta», señalan.
Al encontrarse en tal situación límite a pocas horas de la ceremonia, José Ángel se puso manos a la obra a buscar otro salón que se ajustara a su presupuesto y pudiera acoger un banquete de cerca de 50 personas. «Al final, tras todo el día buscando y muchos ´no´, conseguimos un local en Albal que nos salvó y, a pesar de las dificultades, pudimos celebrar el convite», recuerdan ambos.
Así todo, Eva y José Ángel no olvidan el mal trago que pasaron los días anteriores a la boda y han decidido denunciar el conflicto que tuvieron con la empresa, algo que consideran «una vergüenza y una injusticia». Por ello, han presentado una denuncia en la Oficina del Consumidor y en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 4 de Catarroja por «incumplimiento de contrato» y por la negativa de la mercantil a devolverles los 500 euros de fianza.
«Me han tratado como a un extraño»
Eva y José Ángel no dan crédito a los acontecimientos que han tenido que pasar en los preparativos de la boda, un proceso que, por lo general, se vive con nerviosismo e ilusión. Sobre todo por el hecho de que el novio «trabajó 14 años en la empresa de salones», ubicada en la carretera del Saler, con la que ahora han tenido el conflicto. «Decidimos contratar el convite con ellos porque yo trabajé con ellos, teníamos confianza y pensábamos que no habría ningún problema», explica el hombre. Asimismo, apunta que también fue un lugar especial, en cierto modo, porque coincidía con Eva cuando ambos trabajaban en el salón de bodas en alguna fecha señalada. Pero nada ha sido como esperaban. «Me han tratado como un extraño». Según afirma el novio, la dueña justificaba la exigencia del pago previo con que «había otras bodas que se habían ido sin pagar». Sin embargo, «es una excusa, algo que no entiendo», dice José Ángel. «¿Cómo me voy a ir yo sin pagar?, ella me conoce, he trabajado muchos años con ellos?», se pregunta.
Por otra parte, Eva denuncia todo el dinero que han perdido y los perjuicios que han sufrido por haber tenido que cambiar la localización en el último momento. «Pediremos que nos devuelva los 500 euros y nos pague daños y perjuicios», apunta. «Hemos perdido más de 1.000 euros porque algunos de los invitados no pudieron asistir, al ser todo tan rápido. La familia de mi marido no es de València», explica la novia.
Este periódico ha tratado de ponerse en contacto con la empresa implicada pero no ha obtenido ninguna respuesta.
A pesar de todo, Eva y José Ángel no ocultan la sonrisa al hablar de su día especial. «Ya estamos casados y somos muy felices, no nos va a separar ningún conflicto, caminaremos juntos por encima de las adversidades porque somos más fuertes», explicaron ayer a Levante-EMV. Y... fueron felices y comieron perdices.
