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El año que se armó en las fiestas de Alaquàs

Se cumplen 40 años de la primera generación de clavarios progresistas que llevaron a Alaquàs a Montllor, Llach, Paco Muñoz y Al Tall -La portada con una cuatribarrada generó gran polémica

La democracia daba sus primros pasos y aún no había llegado a los ayuntamientos cuando un grupo de jóvenes de izquierdas, la 'penya Canut', asumió la clavaría del Crist de la Bona Mort de Alaquàs. Su planteamiento de las fiestas fue rompedor en el fondo y en las formas, y valencianista. La respuesta airada de la ultraderecha no se hizo esperar.

Los previos de aquella clavaría de 18 jóvenes fueron las actuaciones que programaron durante el curso de Ovidi Montllor, que actuó en el cine Benlloch, y Lluís Llach, que lo hizo en el cine Hercumar. «Los artistas colaboraban en aquella época y rebajaron el precio, especialmente Llach, al que montaron un boicot y, cuando se enteró, bajó aún más su caché», recuerda Vicent Alòs, clavario de aquel grupo y posteriormente concejal de Unitat del Poble Valencià (UPV).

Caldeado el ambiente, llegó la portada del libro de fiestas, que reproducía una 'senyera' cuatribarrada sin banda azul con el Castell d'Alaquàs en el centro, obra del artista local de moda en la época Adrià Hernández, que después fue alcalde socialista.«La encargamos a Adrià porque era amigo de la infancia, progresista como nosotros y porque pensábamos que una portada de un artista le daba un plus al libro de fiestas», indica Alòs.

Por su parte, Hernández niega motivación política en aquella obra. «Hice lo que me dio la gana, como hago siempre que me han pedido algo artístico. Pero aún no se habían acordado los símbolos de la autonomía porque era el año 1978 y yo utilicé la bandera de la Corona d'Aragó, vinculándola al Castell, como elemento histórico», recuerda. La portada fue aplaudida por los sectores más jóvenes pero rechazada por los más conservadores. «Hubo un movimiento del ayuntamiento predemocrático (dirigido entonces por Martín Llácer) para intentar paralizarla en la imprenta pero seguimos adelante», narra Alòs. En algunas casas rechazaban el libro y en otras, «a modo de broma» lo entregaban «con una cinta azul».

Por lo demás, el libro seguía los cánones de la época: fotografía del rey, saluda del alcalde franquista, escrito del párroco y colaboración de la presidenta de las amas de casa. Pero también escribían el partido comunista y el PSOE, dos sindicatos, el movimiento cooperativista de Consum y Caixa Popular (que sufragó parte de los actos), la Unió Musical, l'Ateneu, la primera asociación de vecinos y la de mayores.

Cohetes en un concierto

Ya en las fiestas, la ultraderecha mostró su cara más violenta. Se habían programado conciertos de Alimara, Al Tall y Paco Muñoz, además de teatro en valenciano. Y en la actuación de Al Tall en la plaza de la Constitución «comenzaron a tirar cohetes de cordà desde una casa», a un público formado por familias con niños y niñas pequeños. «Aquello rozó lo delictivo porque se puso en peligro a la gente», recuerda Alòs.

«Lo que más le molestaba al poder establecido es que éramos hijos del pueblo y salidos de grupos de iglesia los que estábamos cuestionando lo que había», dice.

Tanto Hernández como Alòs dudan de que hoy, 40 años después, pudiera publicarse esa portada: «Si lo piensas, después de 40 años, hay una conciencia más intransigente y una clara regresión de las libertades políticas».

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