Era un día de trabajo. Vicent Martínez, obrero durante más de treinta años, cambiaba una viga de una casa de pueblo antigua de Quart de Poblet. Al abrir el falso techo del inmueble lo vio: Un cofre. Él, aficionado a la historia viva del lugar que le vio nacer, logró destapar la antigua caja oculta en aquel «escondite» de la casa y encontrada por casualidad. «Lo que había dentro era un velo de boda, un velo de negro, de muerte, una pequeña lámpara, una caja que contenía una dentadura y una pistola automática con balas que estaba envuelta en un pijama 'de época'. El cofre era un tesoro porque parecía la vida de una época, de una familia, de una persona».
Ese ha sido, según cuenta el obrero quartero, el hallazgo más especial que se ha encontrado en los años que lleva recopilando objetos y documentos con los que se topa sin quererlo. Ahora, los «tesoros» han sido recopilados en una exposición organizada por la Asociación Cultural El Mussol de Quart de Poblet en la casa de la Joventut del pueblo con motivo de «Una nit folk», el festival de música tradicional que se celebra durante las fiestas y que este año cumple 26 años. Una colección de pequeños enseres de diferentes épocas que estará abierta al público hasta el próximo sábado 15 de septiembre.
«Por mi condición de obrero soy la persona ideal para las casualidades, para encontrarme mil tesoros en cuestión de etnología», cuenta Vicent, quien dice, ha recopilado más de 5.000 piezas, de las cuales solo 1.500 están catalogadas en el archivo municipal. «No me dedico a esto pero cuando encuentro objetos antiguos no puedo tirarlos sin más, he de conservarlos pues pueden ser patrimonio», añade el quartero. En este sentido, el también miembro de El Mussol apunta que lo ideal sería crear un museo etnológico donde poder guardar todos los objetos. «Al final todo lo que encuentro me lo llevo en mi casa, a algunos bajos que cede el ayuntamiento y particulares por la causa, pero el material está escampado». Por eso, cuenta Vicent Martínez, «La idea es, o al menos lo que me gustaría es que una vez acabara la exposición los objetos no volvieran a casa sino que fueran a los archivos parroquiales, municipales, para incorporarlo a la historia escrita del pueblo».
Un museo virtual
El Museu Valencià d'Etnologia y el Museo Comarcal de l'Horta Sud ya hicieron una revisión de las piezas encontradas por Vicent-tal como explicó a este periódico el responsable de la muestra- e incluyeron en sus inventarios objetos y archivos antiguos que, si el obrero no hubiera localizado, probablemente descansarían en vertederos o se hubieran reducido a ceniza. Sin embargo, tal como explica el vecino, «Lo ideal sería un almacén para recopilar todas las piezas y centralizarlas. A partir de ahí estructurar un museo virtual permanente y un espacio en el que se puedan hacer exposiciones temporales porque el museo no será físico. Hace falta una nave». Son casualidades, objetos olvidados que vuelven a la luz y entran en el conocimiento de las personas gracias al «rescate» de un vecino, que ante todo quiere ampliar el patrimonio local «por y para Quart», para «conocer nuestra historia, para no dejar que los retazos de la vida en tiempos anteriores queden ocultos».
