En el turno de palabras del público, el concejal de Quart de Poblet, Bartolomé Nofuentes, intervino para contar su experiencia de inmigrante, hace décadas, cuando era un niño y pidió a las persona migrantes que estaban en la sala, así como a los colectivos que «no generalicen» respecto a su opinión de las administraciones públicas.
El edil consideró que las entidades tienen que buscar «la complicidad» de los ayuntamientos porque son las administraciones más próximas y en ellos van a encontrar personas que les entienden, entre ellos el propio funcionariado, donde hay personas expertas en diversidad e interculturalidad. Nofuentes recordó que l'Horta Sud siempre ha sido pionera en programas y proyectos sociales.
Por su parte, el gerente de la Fundació Horta Sud, Julio Huerta, le propuso que asumiera la propuesta de crear un foros de encuentro entre entidades de personas migrantes y ayuntamientos en un espacio como la Mancomunitat de l'Horta Sud, que agrupa a los 20 municipios de la comarca. Y finalmente Nofuentes asumió el reto y se comprometió a trasladarlo a la Mancomunitat y los consistorios.
En este sentido, Mauricio Pinto abogó por proyectos que ayuden a «tejer» lazos entre la comunidad residente y la que llega y a poner en marcha «modelos de participación diferentes aunque no los recoja la ley, en los que se incluya a personas que conozcan la situación».
Todos los participantes coincidieron en que la situación actual de «auténtica crisis humanitaria sin precedentes» requiere «soluciones y propuestas nuevas» y no los modelos que hasta ahora se aplicaban.
En otro orden de cosas, público y expertos denunciaron que las personas migrantes tienen que pasar hasta 15 años en precario para tener una cierta regularización «que puede perderse en cualquier momento» y también el endurecimiento de los requisitos para empadronarse, en los últimos tres años, que es el punto de partida de toda tramitación burocrática-
