El emblemático palacete que diseñó el arquitecto Manuel Cortina para su hermana en 1918 y que ha sido un referente para las generaciones que llegaban a la capital de l'Horta Sud por el acceso desde Alaquàs, ya es propiedad del Ayuntamiento de Torrent. Los responsables municipales ya han firmado la escritura de propiedad que culmina la compraventa a sus anteriores dueños por algo menos de 400.000 euros.
El edificio está en ruinas debido a que acumulaba décadas de abandono, a pesar de que lleva protegido como Bien de Relevancia Local más de 10 años, a raíz de una movilización social que lideró el experto el patrimonio Tomás Roselló. Dos graves incendios (uno que obligó a demoler el tejado y otro que arrasó el jardín monumental) y numerosos expolios, así como un largo y farragoso proceso administrativo y judicial, lo han dejado en un grave estado de deterioro. Por ello, el consistorio asume ahora el reto de rehabilitarlo y darle un uso que le devuelva el esplendor que tuvo.
La compra fue una propuesta del grupo municipal de Compromís, liderado por Pau Alabajos, que asumió el gobierno socialista de Jesús Ros para ejecutar dentro de las Inversiones Financieramente Sostenibles derivadas del superávit de 2018.
La concejala de Urbanismo, Inma Amat, explica ahora que la primera tarea será acometer una serie de intervenciones de consolidación básica para evitar que se derrumbe, por valor de 130.000 euros, pendientes de la aprobación de los presupuestos municipales de 2020. «Y si no se aprobaran, lo haremos igual porque ya estaba previsto. Teníamos preparada la orden de ejecución al propietario y la ejecución subsidiara si se negaba, lo que se paralizó cuando aprobamos la compra en el pleno», indica Amat.
Además, «a continuación se va a redactar y acometer el proyecto de rehabilitación integral», indica la edila, aunque el gobierno local no tiene un uso claro definido.
Por su parte, Pau Alabajos (que en su faceta de artista nombra al palacete en una de sus canciones) considera que podría ponerse en marcha una consulta para que «sean los vecinos y vecinas los que decidan que tipo de servicios se puede instalar allí». Alabajos preferiría un «uso cotidiano» más que dejarlo en una infraestructura «que admirar». Con todo, quieren esperar a los informes técnicos sobre las propiedades del edificio para pronunciarse.
Obras en el Cervantes
De forma paralela a la compra del palacete, el consistorio ha adquirido el antiguo cine Cervantes, como publicó Levante-EMV, y está realizando obras de limpieza de la fachada. Compromís pidió ayer ver el proyecto para asegurarse que la actuación no daña el elemento más llamativo del edificio.
