La caída del sol no es motivo de descanso entre los miembros de la Brigada Municipal de Puçol. Este departamento es uno de los responsables de mantener el municipio en buenas condiciones todo el año y, en especial, durante el estado de alarma. Para evitar el caos, algunos miembros han ampliado sus jornadas de trabajo hasta altas horas de la madrugada. "Y lo han hecho a cambio de nada, con el objetivo último de luchar contra un enemigo invisible que carece de horarios", explican en el ayuntamiento.

La pandemia del Covid-19 ha sacudido el funcionamiento y la rutina de todos los organismos y cuerpos de emergencias durante las últimas semanas. Entre ellos, la Brigada Municipal de Puçol, acostumbrada a trabajar en silencio y hacer todas aquellas labores que, aunque pasan desapercibidas, son imprescindibles para la localidad. Lo son antes, durante y después de cada evento y, en general, en el mantenimiento cotidiano de todos los rincones de Puçol.

Pero su rutina ahora ha cambiado. Ya no pueden centrarse en aquellos trabajos que tenían asignados para esta época. Por ejemplo, la renovación de la arboleda del Camí La Mar: «Esta primavera no se va a plantar nada. Es una temporada perdida», lamenta Paco Salavert, concejal de residuos sólidos, seguridad, obras y servicios municipales. Se han suspendido otras muchas tareas de mantenimiento «porque las empresas han estado paradas y el suministro no es el mismo».

Y también porque se han reducido las jornadas diurnas para garantizar el distanciamiento social en la brigada, cuya plantilla se ha dividido en dos grupos que se alternan semanalmente. Es decir, cada semana trabaja una mitad de la plantilla. «Así garantizamos la seguridad de los trabajadores», apunta Salavert.

A pesar de la reducción de sus jornadas y sus labores, los miembros de la Brigada Municipal continúan realizando aquellas labores de mantenimiento necesarias, sobre todo en las zonas verdes: tala de árboles peligrosos, cortar el césped o reparación de elementos urbanos. «Es imprescindible para que el pueblo no parezca una selva cuando todo vuelva a la normalidad», señala el concejal responsable, que destaca la importancia de la seguridad entre los trabajadores.

Y cuando llega la noche, las labores de desinfección las realizan por puro altruismo ya que no se cobran y, de hecho, algunos utilizan su propio material, informan en el ayuntamiento. «Lo hacemos porque hay que arrimar el hombro. Yo, porque soy miembro de la Brigada y tengo el tractor, Alejandro Sancho, porque es concejal y también tiene vehículo", comenta Juan Carlos Piñol. De momento han desinfectado el municipio hasta en siete ocasiones. Comienzan a las 22 horas y se dividen en dos, de modo que cada uno cubre una zona de la población. Y cuando terminan con este núcleo urbano, bajan hasta la playa, donde limpian diferentes caminos, el paseo marítimo, plazas, calles peatonales.