Como el libro del escritor español Fernando Fernán Gómez bajo el título «Las bicicletas son para el verano», los tomates de l´Horta Nord se presentan también para la época estival en su máximo esplendor. Toni Aguilar, vecino de Meliana, ha cosechado la variedad del tomate valenciano por excelencia. Su sabor te transporta a los años 70 donde el aroma y gusto más genuino del tomate se muestra en la mesa. Solo con un chorrito de aceite y sal. Con estudios de agrónomo a sus espaldas y un gran conocimento de l´Horta, este joven ha recuperado casi sin querer la variedad más antigua y más exquisita para muchos comensales. Grandes, de piel fina, color rojo y un sabor inigualable se muestran estos tomates de l´Horta Nord como uno de los platos platos veraniegos más deseados por los valencianos.
Toni Aguilar es gran defensor del lema «cerrar el círculo», donde explica que« el trabajo del campo debe de ser entero, es decir, producir y vender directamente». Buscaba una variedad de tomate que le identificara y que mostrara la bondad de la madre tierra de l´Horta. Relata que «después de cultivar 'barraquetes' de tomate, encontré una semilla de lo menos reconocida, al menos hasta el momento para mí. Fui a varios invernaderos y diferentes mercados hasta que me hice con una variedad de tomate sin injertar, ya que, el injerto para mí le quita el sabor puro, así que probé de cultivarlo como siempre he hecho. Esta variedad de tomate me han dicho que tiene al menos más de 50 años. De hecho, gente mayor y agricultores que lo han probado, enseguida me dicen: 'xiquet, esta tomata es la que em menjava jo fa 50 anys; esta tomata em recorda la meva infancia i la meva joventut'», dice.
Sólo con esas frases, Toni Aguilar se siente más que satisfecho. El sabor de esta variedad de tomate valenciano te transporta a los años 70 y efectivamente te hace conocer el verdadero sabor del tomate. Para él, gran defensor de l´horta, de lo nuestro y de nuestra gastronomía, ofrecer esta variedad a la gente de casa le hace feliz. «Les quiero acercar el verdadero sabor, para que no les engañen y sepan lo que tenemos aquí». Para ello, solo hay que llamar a su teléfono móvil. Junto a su padre ha recuperado productos como el garrofó o el cacau de collaret, entre otros.
Por otra parte, su padre Toni Montoliu ha construido en plena huerta de Cuiper una cebollera. «Ya no se ven en toda la comarca; sólo quedarán dos y no están siendo utilizadas», señala.
Las cebolleras se construían para almacenar en medio del campo aquellas que no se vendían en plena temporada. «Ahí-relata- se guardaban bien y se conservaban al menos entre tres y cuatro meses más desde su recolecta para que el agricultor no tuviera pérdidas». Montoliu añade que «hay que recuperar lo nuestro; l´Horta es nuestro mayor tesoro, somos unos privilegiados y debemos ser conscientes de lo que nos da nuestra tierra solo con mimarla un poco»remarca.
Para ambos, la base de la vida es una sociedad agrícola. «Se necesita al labrador en todos los estamentos de la sociedad. Él cultiva, siembra, labra, elabora, recoge y vende. Es necesario su papel y es imprescindible. Ellos definen l´Horta como «El Jardí d´Europa». Debe de conservarse y cuidarse, es nuestros más arraigado origen», concluyen.
