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La dama centenaria que escribe sus memorias

María Esteve Llácer ha dedicado su vida pública a la cultura, el teatro y las letras en Alaquàs, siempre envuelta en numerosos proyectos

Maria Esteve posando junto a su último libro. SARA COBOS

Nacida en Alboraia el 7 de enero de 1922 pero criada en Alaquàs, de donde procede su familia, Maria Magdalena Esteve Llácer ha dedicado toda su vida a la cultura y a su pueblo «Siempre he tenido mucho interés por culturizarme y ayudar a la cultura». Así se describe a sí misma Maria Esteve, una mujer polifacética que a los tres años ya sabía leer «con pasión» y que en su adolescencia «tenía una forma de ser diferente» que su grupo de amigas.

Con ello, su destino no ha sido mucha casualidad. Su padre, Vicent Esteve, aunque de profesión barbero, era reconocido en el municipio como «una autoridad en la música» y se codeaba con profesionales. «Mi mayor ilusión era ir a la universidad, pero no pudo ser», reconoce esta dama de la cultura local. Esteve acabó su etapa educativa con solo 14 años, coincidiendo con el inicio la Guerra Civil, que impidió que cursara los estudios de taquigrafía y mecanografía.

La dama centenaria que escribe sus memorias

Pero, sin duda, el arte que marcó 80 años de su vida ha sido el teatro donde ha cantado, bailado y dirigido. Una pasión que descubrió por casualidad al acompañar a una amiga a sus clases. El popularmente conocido ‘Teatret’, que presidía Juan Alabau, fue testigo de la aportación durante décadas de Esteve al mundo de la cultura. La alaquasera dio inicio a su trayectoria como actriz de comedia hasta interpretar zarzuelas como ayudante. Con el paso del tiempo, dio el salto a la dirección de obras de teatro. «Hemos interpretado obras como «Anillos para una dama» de forma extraordinaria. Siempre que íbamosa concursos hemos ganado, aunque no era nuestra pasión porque en el pueblo ya llenábamos todos los domingos», afirma.

Maria Esteve asegura que el fin del ‘Teatret’ fue «agrio». «La gente joven apuntada se desganó hasta que quedamos solo los veteranos. Es una lástima porque Alaquàs ha sido siempre un pueblo muy aficionado al teatro», explica. «A diferencia del público, las instituciones no nos dieron la atención necesaria. Nunca se le ha dado la asignación que merecía a diferencia de otras asociaciones culturales», valora. La alaquasera tiene un recuerdo especial de Juan Alabau, quien da nombre en la actualidad en la Escuela Municipal de Teatro.

Pero, Maria Esteve no solo es una activista cultural, es una referente de Alaquàs. En los años 70 fue la presidenta de las Amas de Casa Tyrius. Y con 99 años de edad, es componente del prestigioso colectivo «Quaderns d’Investigació d’Alaquàs», al que pertenece desde los años 80 y donde se la admira por su versatilidad. «Cuando empezó el proyecto hace más de 40 años, Josep Maria Soriano, miembro del proyecto, me ofreció colaborar. Yo ayudé en todo lo que pude», cuenta sobre una experiencia a la que sigue vinculada. A modo de homenaje, es socia de honor del Cullerot y Coetera de Honor por Amigues i Amics de la Cordà.

Aunque ha abandonado algunos proyectos, Esteve asegura que, a medida que pasaban los años, la edad no se convirtió en un impedimento. «Mi cerebro no acompaña a mi estado físico. Mentalmente estoy igual que cuando tenía 60 años; me encuentro joven aún, sobre todo en en cuanto a memoria», exclama.

Tanto es así, que Esteve ha autoeditado recientemente un libro recopilatorio de narraciones, «Para conversar entre amigos y recuerdos», obra que se gestó durante su participación en 12 cursos en las clases del Taller de Literatura en la Escuela de Personas Mayores de Alaquàs. «No es un best-seller, pero recopila todo el que he aprendido con el profesor Fernando Garrido, quién me animó a escribir estos relatos», declara Esteve.

A día de hoy, María Esteve continúa reflexionando sobre la historia de las tradiciones y la cultura, su presente y su futuro. «La cultura del pueblo depende de la mirada. Va unida a muchas cosas como la comunicación, la educación o la familia», explica. Así pues, Esteve considera que el panorama cultural ha cambiado, de forma exponencial, en el municipio. «Alaquàs es un pueblo que se basa en sus tradiciones aunque se han dejado perder muchas tradiciones. Las cosas se empiezan a ver de otra manera», manifiesta.

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