La auténtica educación hace emerger ciudadanos con conciencia histórica y reflexión ética, que saben que la recuperación del patrimonio histórico es la única posibilidad de ser conscientes de cuáles son sus ingredientes histórico-culturales, pudiendo decidir cuáles les van a seguir dirigiendo a través de un proyecto democrático. Recuperar un refugio de la Guerra Civil engrandece la democracia porque enriquece nuestro conocimiento y nos aleja de la ceguera que incentiva cualquier actitud dictatorial.

Aquel era uno de los refugios vecinales que conocía y que quería documentar para el libro que estábamos preparando José Aleixandre, Esteban Clemente y yo mismo, pero había un problema: la casa en la que se encontraba el elemento patrimonial estaba en venta y la entrada del refugio estaba totalmente tapiada, por lo que fue imposible estudiarlo. Meses después de la publicación del libro los nuevos dueños, Amparo y Rufo, se pusieron en contacto conmigo y me dijeron que podía ir a visitar el refugio pues lo habían abierto durante las obras para ver su estado, pero lo iban a volver a cerrar, por tanto, era la única oportunidad para poder documentar su interior puesto que, de nuevo, sería totalmente cegada la entrada de manera permanente. El 1 de mayo de 2021, domingo, acudí y agradecí la amabilidad de Amparo y Rufo, pues estaban muy atareados preparando la casa para poder instalarse lo antes posible.

Realicé una buena cantidad de fotos y entable una conversación con los dueños de la vivienda sobre el valor de aquel patrimonio y el privilegio que suponía tenerlo en su propio domicilio. Amparo y Rufo se fueron interesando cada vez más y les ofrecí el libro La Línea de Defensa Inmediata en El Puig de Santa María que habíamos publicado en Octubre de 2020. A los pocos días recibí una inesperada llamada que me emocionó profundamente: Amparo y Rufo me comunicaban que iban a recuperar el refugio porque, ahora, estaban totalmente convencidos de su gran valor patrimonial.

Entrada del refugio, una vez se ha abierto. JB

El Puig de Santa María es un municipio con un urbanismo muy particular, pues sus casas, desde la Edad Media, se fueron construyendo en la ladera de la montaña de la Patá, al amparo del castillo. A lo largo de los siglos posteriores, el urbanismo se fue ampliando, también, por las laderas de la montaña de Santa Barbará. Esta trama urbanística asentada sobre las laderas de las montañas hizo que la Junta o Comité de Defensa Pasiva del Puig de Santa María, asesorada por los técnicos pertinentes, entre los que había al menos un arquitecto, se decantara por construir los refugios excavando galerías subterráneas en las rocosas vísceras de las montañas podienses o pugenques.

El refugio recuperado por Amparo y Rufo está reforzado con muros y pilares realizados con ladrillo formando todo un cuerpo al adherirse perfectamente a la potente roca de rodeno, ofreciendo una excelente protección y evitando desprendimientos y humedades. Somos testigos de que en los días de intensa lluvia la “bóveda” de rodeno del refugio rezuma abundante agua. Se trata de un refugio privado comunitario o vecinal para la defensa pasiva, es decir, para proteger a la población de los bombardeos de la aviación franquista, formada, principalmente, por aviadores fascistas italianos y nazis.

Al tratarse de una protección comunitaria la galería se adentra en la casa vecina, pero hoy en día está cortada y tapada por un muro de ladrillo que no permite recorrerlo totalmente, al realizar la medianera de ambas casas después de la guerra. Por tanto, originalmente mide unos 32 metros de largo, y tenía dos entradas, lo cual permitía al vecindario entrar más fácilmente y, al mismo tiempo, que el refugio estuviese aireado constantemente. Por lo que la parte del refugio que está dentro de la casa de Amparo y Rufo mide unos 16 m. Es un refugio comunitario planteado para proteger a mucha gente frente a un ataque inesperado de la traicionera y letal Pava. De hecho, comentan Amparo y Rufo que varias mujeres del Puig de Santa María cuando les ven, al pasar por delante de la fachada de la casa, les comentan que ellas entraron, siendo unas niñas, durante la Guerra Civil en el refugio para protegerse de los ataques aéreos.

La decisión de Amparo y Rufo es todo un ejemplo de ciudadanía comprometida que tiene claro que no se puede construir un presente con sentido democrático, ni se puede perfilar un proyecto social futuro si no recuperamos y mantenemos las referencias histórico-culturales que nos permiten construir nuestra Historia, y conocer los ingredientes de nuestra personalidad histórica que nos definen y nos impulsan en nuestras decisiones ético-políticas. Éste es el único camino para construir una sociedad más democrática en la que el patrimonio histórico sea una referencia desde la que reflexionar histórica, ética y políticamente para dirigirnos hacia un futuro más solidario, que se aleje de posturas totalitarias y dictatoriales, de izquierdas o de derechas. Y pocos ejemplos hay tan claros, a este respecto, que el refugio que ellos han querido conservar, al igual que han hecho otros ciudadanos del Puig de Santa María con conciencia histórica y amor a su pueblo, cuyos refugios aparecen documentados en el citado libro, que se puede conseguir en pdf en la web del Ayuntamiento del Puig de Santa María.