El Reino Unido celebra este jueves unas trascendentales elecciones parlamentarias que se han convertido además en las más reñidas de las últimas décadas. Sin ningún candidato que tenga garantizada la mayoría absoluta, son muchas las incógnitas que se ciernen sobre estos comicios, que pueden dar lugar al Parlamento más fragmentado de la historia del Reino Unido. En estas líneas te detallamos algunas de las claves que debes tener en cuenta para entender esta importante cita electoral:

¿Qué hay en juego en estas elecciones?

Los británicos acuden a las urnas para decidir si el actual primer ministro británico y líder del Partido Conservador, David Cameron, suma un nuevo -y último- mandato de cinco años o bien si el líder del Partido Laborista, Ed Miliband, devuelve a esta formación a Downing Street.

¿Qué eligen los británicos?

Casi 4.000 candidatos compiten en estos comicios para ser elegidos para ocupar los 650 escaños de la Cámara de los Comunes, la Cámara Baja del Parlamento británico. Estos escaños se reparten entre las cuatro naciones que conforman el Reino Unido: Inglaterra (533), Escocia (59), Gales (40) e Irlanda del Norte (18).

¿Cómo es el sistema electoral británico?

El país se divide en 650 circunscripciones, en cada una de las cuales se elige a un representante de la Cámara de los Comunes. Al tratarse de un sistema político de mayoría simple uninominal -sin representación proporcional del voto-, gana un escaño en cada circunscripción el candidato más votado, y a nivel nacional el partido con más escaños.

Este sistema favorece a los partidos mayoritarios bien implantados -"tories", laboristas y liberales-, capaces de presentar un aspirante con opciones de ganar en cada demarcación electoral, mientras que, a no ser que obtengan algún escaño, el voto que reciben los formaciones pequeñas queda sin representación parlamentaria. Los 650 representantes elegidos serán los encargados de nombrar en el Parlamento al nuevo primer ministro.

David Cameron, Ed Miliband, Nick Clegg, Nigel Farage y Nicola Sturgeon. EFE / REUTERS.

¿Quién es el favorito para convertirse en el jefe del Ejecutivo?

Las encuestas publicadas hasta ahora sobre estas elecciones parlamentarias hablan de un empate técnico entre los ´tories´ y los laboristas, con cerca de un 33% de los votos para ambas formaciones, de manera que ni David Cameron ni Ed Miliband tienen garantizada una mayoría absoluta. Esta situación hace pensar que las formaciones minoritarias jugarán un papel fundamental a la hora de determinar cuál de los dos principales candidatos se sienta finalmente en Downing Street.

¿Qué partidos minoritarios pueden tener la clave del nuevo Gobierno?

Fundamentalmente las formaciones que puede jugar este es el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), formación de ideología liberal y claramente antieuropeísta (defiende que el Reino Unido abandone la UE) liderada por Nigel Farage.

Otra formación que puede resultar fundamental para decantar quién se queda en Downing Street es el Partido Liberal Demócrata, de corte centrista y liderado por Nick Clegg. También puede jugar un papel relevante el soberanista SNP escocés de Nicola Sturgeon, artífice junto a Alex Salmond del referéndum de independencia escocés del 18 de septiembre de 2014.

¿Quién ha gobernado esta última legislatura?

El conservador David Cameron ha sido el encargado de dirigir el Ejecutivo británico gracias al apoyo que en su día le brindó el Partido Liberal Demócrata de Nick Clegg, viceprimer ministro del gobierno de coalición. Habrá que ver si los votantes pasan factura a Clegg y a su formación, eterno tercer partido del escenario político británico y cuyo pacto con Cameron le ha llevado durante esta legislatura a incumplir algunas de sus principales promesas electorales.

¿Cuáles son las propuestas electorales de los partidos?

La economía ha centrado buena parte del debate político de esta campaña. ´Tories´, laboristas y liberaldemócratas han pugnado en estas elecciones por convencer de su plan económico a un electorado aparentemente cansado tras cinco años de austeridad y para el cual la economía es la principal preocupación. Los tres partidos han centrado la campaña en intentar persuadir a los ciudadanos de que son los más capacitados para gestionar la economía del futuro, con propuestas, en apariencia no muy distantes, que combinan el crecimiento y la reducción del déficit.

Cameron propone profundizar en los recortes, sobre todo del estado del bienestar, para conseguir un superávit presupuestario al final de la legislatura. Ed Miliband ofrece sanear el presupuesto para 2019-20 y "financiar la inversión con el ahorro y no con préstamos", si bien, como apunta Clift, los recortes "no se centrarían tanto en las prestaciones sociales", en pro de sus credenciales más progresistas. Por su parte, los liberaldemócratas, que podrían volver a ejercer de bisagra de un gobierno en minoría, quieren eliminar ya en 2018 el déficit presupuestario, de unos 90.000 millones de libras (125.000 millones de euros), y reducir la deuda neta, que asciende a 1,4 billones de libras (2 billones de euros), un 80 % del producto interior bruto (PIB).

¿Cómo afectan estas elecciones a la UE?

Estos comicios determinarán la relación del Reino Unido con la Unión Europea (UE) y la posible celebración de un referéndum sobre la retirada del país del bloque en la nueva legislatura. Las presiones del ala euroescéptica del Partido Conservador y el auge en las encuestas del eurófobo UKIP han llevado al primer ministro británico, David Cameron, a prometer un referéndum sobre la salida del Reino Unido de la UE si resulta reelegido.

El programa conservador prevé dedicar la primera sesión parlamentaria tras los comicios a legislar sobre una consulta que se celebraría antes de terminar 2017, tras un periodo de dos años en el que el Reino Unido trataría de renegociar su relación con Europa. Los partidarios de abandonar el bloque común argumentan que es necesario controlar la inmigración europea y que la economía del país mejoraría al ahorrarse su contribución a la UE.

El Reino Unido dedica cerca de un 0,53 % de su PIB al presupuesto comunitario, un gasto que los euroescépticos ven un lastre destinado a ayudar a los países más afectados por la crisis económica. Con todo, algunos estudios apuntan que Londres perdería más de lo que ganaría si decide romper con la Unión Europea, un escenario conocido en el país como "Brexit".