Casi 200.000 personas despiden a Benedicto XVI

Casi 200.000 personas se despiden de Benedicto XVI

Casi 200.000 personas se despiden de Benedicto XVI / Michael Kappeler/dpa

Agencias

Casi 200.000 personas se han acercado hasta la basílica de San Pedro para despedir a Benedicto XVI en estos tres días de capilla ardiente previos al funeral que celebrará hoy jueves 4 de enero el Papa Francisco en la plaza de San Pedro del Vaticano. Por otra parte, ya está todo listo para el sepelio que será oficiado por Francisco desde las 9.30 y para el que se esperan cerca de 65.000 personas, según los últimos datos de la prefectura de Roma.

Las puertas de la basílica de San Pedro se cerraron ayer por la tarde a las 19.00, después de tres días de capilla ardiente, para comenzar a preparar el cuerpo del difunto Papa emérito para el sepelio. Fue justo entonces cuando un reducido grupo de amigos íntimos de Benedicto XVI, entre ellos su secretario personal, Georg Gänswein, quien ha permanecido a su lado todos estos años, veló su cuerpo tal y como ya habían hecho en la capilla ardiente instalada en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano cuando falleció el pasado sábado.

Antes de cerrarlo, su rostro se cubrió con un velo de seda blanca, tal y como se hizo en el funeral de san Juan Pablo II en 2005. En aquella ocasión el funeral duró tres horas y fue presidido por el entonces Decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Joseph Ratzinger.

El féretro con los restos mortales de Benedicto XVI será trasladado a la plaza de San Pedro a las 8.50 de la mañana para el rezo del Rosario por parte de todos los fieles, poco antes de que llegue el Papa Francisco para la celebración.

Según los últimos datos facilitados por la oficina de prensa de la Santa Sede, desde las 7.00 horas -cuando abrió sus puertas- hasta las 19.00 cuando se cerraron para la preparación del cuerpo para el sepelio se han contabilizado 60.000 personas que se suman a las 135.000 que hasta ahora habían pasado a rendir homenaje al cuerpo de Benedicto XVI expuesto ante el monumental baldaquino de Bernini. Esto hace un total de 195.000.

Para la veneración pública, Benedicto XVI descansaba sobre un catafalco, cubierto por una tela de terciopelo rojo y sostenido por dos almohadillas, con una casulla roja y lleva en la cabeza una mitra blanca adornada. Entre sus manos entrelazaba un rosario.

A diferencia de sus predecesores, no llevaba el palio papal, la cinta de lana con cruces que se pone sobre los hombros y que simboliza la potestad de gobierno en una determinada jurisdicción. De hecho, será enterrado sin vestirlo, y, en cambio, será colocado en el ataúd como se hace con los obispos eméritos. Tampoco luce en el dedo el anillo del pescador que usó durante el pontificado. En el pasado, para evitar que alguien pudiera falsificarlo, se procedía a su destrucción inmediata justo después de confirmar su muerte. Pero en el caso de Benedicto XVI, su anillo papal fue destruido en 2013, cuando anunció su renuncia.

Lo mismo sucede con la cruz pastoral, el bastón rematado con una cruz que tiene un significado paralelo al del palio.