Desigualdad racial en EEUU

60 años después, el sueño de Martin Luther King sigue en peligro

El icónico discurso de King allanó la aprobación de la histórica Ley de Derechos Civiles de 1964, que puso fin a la segregación racial y prohibió múltiples formas de discriminación

Martin Luther King, durante su famoso discurso de 1963 en Washington.

Martin Luther King, durante su famoso discurso de 1963 en Washington. / Archivo

Carles Planas Bou

La mañana del 28 de agosto de 1963, John Fitzgerald Kennedyse despertó molesto. A pesar de sus intentos para abortarla, una marcha con hasta 250.000 personas se congregó en el corazón de Washington para para reivindicar la igualdad racial en unos Estados Unidos rotos por la discriminación y la segregación étnica.

Desde las escalinatas del Monumento a Lincoln, el reverendo Martin Luther King Jr. pronunció entonces uno de los discursos más famosos de la historia, piedra angular del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos. "Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad”, proclamó, remarcando que la injusticia racial no puede resolverse sin una “distribución radical del poder político y económico”.

Las cuatro palabras de ese hito retórico —“I have a dream” (Tengo un sueño)— siguen retumbando 60 años después. Este sábado, decenas de miles de personas se reunieron en el mismo lugar para denunciar que el sueño del activista está en peligro. El acto, matizaron los organizadores, no fue una conmemoración, sino una “continuación” de ese camino.

Acción y reacción

El icónico discurso de King allanó la aprobación de la histórica Ley de Derechos Civiles de 1964, que puso fin a la segregación racial y prohibió múltiples formas de discriminación que hasta entonces habían condenado a la población afroestadounidense. Sin embargo, su impugnación del sistema le hizo “suficientemente peligroso para que le dispararan”, como escribió James Baldwin. El 4 de abril de 1968, King fue asesinado en Memphis, donde se encontraba apoyando la huelga de los basureros negros de la ciudad.

Martin Luther King, en la marcha de Selma a Montgomery, en 1965.

Martin Luther King, en la marcha de Selma a Montgomery, en 1965.

La democracia estadounidense ha evolucionado mucho desde entonces, pero todo avance ha generado una reacción violenta. En el acto celebrado este pasado fin de semana, los familiares de King denunciaron un retroceso de los derechos en EEUU. Hace tan solo dos meses, el Tribunal Supremo prohibió a las universidades y centros de educación superior del país dar prioridad a las minorías raciales para garantizar su acceso a unas aulas más diversas. La misma corte, en manos conservadoras, también ha rechazado las demandas contra la ley en Mississippi que restringe el acceso a voto de una parte de la población afroamericana.

Racismo sistémico

60 años después del sueño de King, el racismo sigue profundamente enrraizado en el sistema y toma distintas formas. En 2018, los blancos representaban el 60% de la población adulta del país y los negros el 12%. Aun así, las familias blancas son diez veces más ricas, los afroamericanos tienen más del doble de probabilidades de estar en la pobreza (con una cuota del 19,5%) y una desproporcionada tasa de presos en las cárceles seis veces superior.

La desigualdad racial también se cobra vidas. En 2020, el FBI registró 10.299 denuncias por crímenes de odio, la cifra más alta en dos décadas. Más de un tercio de estos tenían como víctimas a la comunidad afroamericana. Además, esta representa un 26% de los muertos por violencia policial, una cifra que casi triplica la de las víctimas blancas. Esa brutalidad también ha generado una mayor organización y cooperación de denuncia civil, como ilustra el movimiento Black Lives Matter.