Derechos humanos

El Tribunal Supremo prohíbe el movimiento LGBT en Rusia por "fomentar el odio social"

Moscú y San Petersburgo se postulaban como un lugar donde podían ser más libres y muchos homosexuales de las regiones más conservadoras buscaban vivir en las dos capitales

Rusia prohíbe el movimiento internacional LGBT.

Rusia prohíbe el movimiento internacional LGBT. / EFE

Àlex Bustos

El Ministerio de Justicia ruso pidió al Tribunal Supremo el pasado 17 de noviembre prohibir lo que tildan de “movimiento LGBT internacional”, alegando que “fomenta el odio social y la relación entre religiones”. Y a partir de este mismo jueves entra en vigor el veto a cualquier actividad del movimiento, ya que el ente judicial acaba de dar el visto bueno a la medida.

Según fuentes judiciales, la aplicación total de la medida se estima no se estima que pueda ser antes del 10 de enero de 2024, cuando será incluida las oenegés gais en la lista de organizaciones extremistas, en las que se encuentran también sectas religiosas, grupos de hooligans de fútbol y organizaciones de corte neonazi. Para prohibirla el Tribunal Supremo ruso se ha amparado en el artículo 1 de la ley "sobre la lucha contra las actividades extremistas".

"En el marco de la aplicación de las competencias del Ministerio de Justicia ruso, se ha presentado ante el Tribunal Supremo una demanda administrativa para que se reconozca al movimiento público internacional LGBT como extremista y se prohíban sus actividades en el territorio de Rusia", informó Justicia en un comunicado publicado en su página web.

Ya de por sí para los homosexuales en Rusia es difícil expresarse con normalidad, algo que ahora se acentuará aún más. Explica Yuri – nombre ficticio – que “en los últimos años se ha notado un retroceso y aún puede ir a más”. Añade que ya hace años que hay “algo parecido a campos de concentración en sitios como Chechenia”, algo que teme que “se pueda hacer extensible a más regiones”.

Moscú y San Petersburgo se postulaban como un lugar donde podían ser más libres y muchos homosexuales de las regiones más conservadoras buscaban vivir en las dos capitales. Esta dinámica de limitación de los derechos del colectivo LGBT se ha visto en iniciativas como la llamada ley “contra la propaganda homosexual”, que se aprobó en 2013 para evitar que los menores de edad vieran contenido LGBT y se hizo extensivo a toda la población en 2022, la prohibición de cambiar el género en 2023 o esta última iniciativa.

Más presión a los extranjeros

Otro colectivo en el punto de mira del Kremlin es el de los nacionales de otros países. En la misma semana, el miércoles, en la Duma rusa surgió la propuesta de que aquellos foráneos que quieran entrar en Rusia firmen una especie de “jura de lealtad” para que estos no desacrediten a la política estatal rusa. Concretamente, el proyecto de ley busca evitar lo que se define como “uso indebido de la libertad de expresión”, "distorsión de la verdad histórica” y “ofensa a los valores espirituales tradicionales rusos”.

También entre los nacionalizados, principalmente entre los que tienen orígenes en Asia Central y el Cáucaso, se les ha presionado para que combatan en el frente de Ucrania bajo amenaza de perder su pasaporte y el de sus familias. Estos suelen sufrir también discriminación a la hora de buscar piso, pues aunque es ilegal, muchos anuncios de pisos buscan "solo eslavos" y los dueños suelen rechazar a aquellos que "no suenen rusos". Este rechazo puede pasar aunque tengan pasaporte ruso e incluso sean nativos del país si tienen raíces en el Cáucaso o en algunas partes de Siberia.