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Estados Unidos contra TikTok: una (posible) prohibición geopolítica, no por privacidad

En mayo de 1989, el entonces senador Al Gore advirtió de la necesidad de acudir a la tecnología como instrumento vertebrador de la hegemonía de Estados Unidos

Logo de la plataforma TikTok en un teléfono móvil.

Logo de la plataforma TikTok en un teléfono móvil. / Europa Press - Archivo

Carles Planas Bou

"La nación que integre mejor la informática de alto rendimiento en su economía se convertirá con toda probabilidad en la fuerza intelectual, económica y tecnológica dominante del próximo siglo".

En mayo de 1989, el entonces senador Al Gore advirtió de la necesidad de acudir a la tecnología como instrumento vertebrador de la hegemonía de Estados Unidos. Estaba en lo cierto. Durante décadas, el complejo industrial-militar de Washington había levantado a golpe de subvenciones una industria crucial —desde los semiconductores a la carrera espacial— para imponerse en la Guerra Fría. Tras la caída del Telón de Acero y el desmembramiento de la URSS, el libre mercado y la comercialización de Internet lograron expandir por el mundo y hasta nuestros días la influencia de la american way of life. El dominio económico y cultural estadounidense también se ha vehiculado a través de las redes sociales, que han servido como canales abiertos a la libertad de expresión, pero también como un instrumento al servicio de las ambiciones geopolíticas del país. Su dominio era incontestable. Hasta que apareció TikTok.

Prohibición a la vista

El pasado 13 de marzo, la Cámara Baja de EEUU adoptó una propuesta de ley que acerca la prohibición de la popular plataforma de vídeos. El texto exige a su propietaria, el gigante chino ByteDance, que venda su negocio en el país. Se le da 180 días de margen, unos seis meses. De no acatar esa amputación forzada, el presidente Joe Biden tendría derecho a vetar la distribución de TikTok en las tiendas de aplicaciones nacionales, lo que de facto supondría su muerte.

Aunque aún debe ser aprobado por el Senado, el proyecto legislativo suma un abrumador apoyo bipartidista, algo muy poco habitual en Washington. El raro equilibrio entre demócratas y republicanos tiene una razón de ser, un enemigo común: China. Ambos partidos defienden que, bajo el control de ByteDance, TikTok es un caballo de Troya que recopila datos de los ciudadanos estadounidenses y que inocula los ideales de Pekín en sus mentes. Esa presunta amenaza a la seguridad nacional, creen, desaparecería si la 'app' pasase a manos de Silicon Valley, el epicentro de la industria tecnológica nacional.

Motivos para la preocupación

Hay motivos para cierta preocupación. Entre 1993 y 2021, el Partido Comunista Chino ha aprobado hasta tres leyes que obligan a sus ciudadanos y empresas a colaborar con sus agencias de inteligencia. Entre ellas ByteDance, con sede en Pekín. El director ejecutivo de la plataforma, Shou Zi Chew, ha asegurado que los datos estadounidenses "siempre han estado almacenados en Virginia y Singapur", lo que los dejaría fuera del alcance chino. Sin embargo, Forbes destapó que la compañía almacena la información financiera de sus grandes estrellas en servidores alojados en China y BuzzFeed publicó que el gigante asiático ha tenido acceso a los datos estadounidenses.

Hay otros escándalos. A principios de 2023, el Departamento de Justicia abrió una investigación contra TikTok después que una investigación del mismo medio revelase que empleados de ByteDance habían usado datos de la plataforma para espiar a dos de sus periodistas. Poco después, un exempleado denunció a los tribunales que, en 2018, Pekín utilizó un acceso de "puerta trasera" de la aplicación para espiar, identificar y monitorear a los manifestantes prodemocracia en Hong Kong. El Gobierno de Xi Jinping, advirtió, también tendría "acceso supremo a todos los datos, incluso los almacenados en EEUU".

Sin embargo, las agencias de inteligencia estadounidenses aún no han presentado evidencias de que el Partido Comunista Chino haya usado TikTok para espiarles o que se haya beneficiado de la recopilación de datos. "Las operaciones de influencia suelen estar sobrevaloradas. Si la democracia está en peligro, los datos sugieren que tiene poco que ver con actores externos", ha remarcado James A. Lewis, vicepresidente del Center for Strategic and International Studies, uno de los más reputados 'think tanks' de Washington. Mientras tanto, Biden se ha reunido con 'tiktokers' y su equipo de campaña ha abierto una cuenta para lanzar propaganda electoral.

EEUU viola la privacidad

Los impulsores de la prohibición alegan que el peligro de TikTok radica en que recopila demasiados datos sensibles de los ciudadanos que pueden terminar en manos de Pekín. Sin embargo, ese argumento no aplica a las plataformas estadounidenses que, como GoogleFacebookYoutube o Instagram, dieron luz a la mercantilización de la privacidad, un modelo que la psicóloga social Shoshana Zuboff describió como capitalismo de vigilancia. "Hay muchos enemigos nacionales que también se dedican a la recopilación manipuladora e invasiva de datos", ha advertido la organización internacional Electronic Frontier Foundation, que pide una ley específica que vele por proteger la intimidad digital. "La única solución es prohibir la captura de nuestros datos".

El gran interés estratégico de EEUU no es la privacidad, sino el control de las herramientas de vigilancia. Ya en 2013, el exanalista de inteligencia Edward Snowden expuso al mundo que las agencias del Gobierno estadounidense tenían acceso directo a los servidores de gigantes digitales como MicrosoftApple, Google, Facebook o AOL, pero también a las telecomunicaciones proveedores como de Verizon. Aún hoy, la ley sigue permitiendo ese rastreo. Además, desde la CIA al FBI usan dinero público para comprar a 'data brokers' grandes volúmenes de datos sensibles de sus ciudadanos que pueden ir de su religión a sus preferencias sexuales.

Interés político

Así pues, la posible prohibición de TikTok apunta a la defensa de un interés económico y geopolítico. Durante décadas, EEUU promovió el libre comercio porque beneficiaba la expansión de sus empresas tecnológicas y la conquista de los mercados internacionales. En la inmensa mayoría de países, el tamaño de gigantes como Apple, Google o Amazon aplastó a la competencia y generó una dependencia especialmente lucrativa para Washington. Su influencia permeó mucho menos en China, que optó por levantar un muro que le ha permitido alumbrar una industria nacional capaz de rivalizar con Silicon Valley.

TikTok es hija de una estrategia proteccionista que está haciendo tambalear el dominio tecnológico de EEUU. La plataforma ya acumula más de 1.500 millones de usuarios en todo el mundo, 170 millones de ellos estadounidenses. Cuanto mayor es su crecimiento, menor es la cuota de mercado de sus empresas rivales. China supera a EEUU en 37 de los 44 campos tecnológicos cruciales, según estudio del Departamento de Estado. Seis de las 15 mayores plataformas digitales ya están en manos chinas, pero el gigante asiático también planta cara en otros campos avanzados. Además, su territorio alberga las mayores reservas mundiales de minerales indispensables para la tecnología.

EEUU teme que la avanzadilla china suponga el fin de su hegemonía. Eso explica el cambio de tono de Washington, que ahora apuesta por la restricción comercial para frustrar el ascenso tecnológico de Pekín. Solo así se entienden medidas como el bloqueo de la venta de chips avanzados a China o el veto a los gigantes de las telecomunicaciones Huawei y ZTE. El liberalismo cimentó el dominio de las empresas estadounidenses en las economías de medio mundo. Ahora que China ha aprendido a jugar en su contra, EEUU está decidiendo cambiar las reglas. Que la maniobra prospere es otra cosa.

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