El primer y máximo sentido de la vacuna - y por el cual no debería de haber limites en la inversión económica, es el salvar vidas y cuidar la salud de las personas. Esto es indudable. Pero debido al mundo en el cual nos movemos, hay otra perspectiva real y que hay que barajar. La vacuna para aquellos que la descubran y comercialicen, será una inversión con unos beneficios económicos enormes y solventadores de todos los esfuerzos económicos que se invirtiesen. El estado español ha estado corta de mirar e intenciones enriquecedoras. Cientos de millones para salvar vidas y esos cientos también para participar en la carrera para sintetizarla, comercializarla y venderla. Las multinacionales de occidente o los estados que trabajan como empresas va a ser un negocio y una fuerza de poder muy grande. La posibilidad de obtener vacuna era desde el principio una posibilidad clara y una meta conseguible casi con seguridad por la ciencia y la tecnología actuales. España es un país que tiene todas las circunstancias que ayudadas con una gran inversión estatal hubiera podido ser una de las primeras potencias medicas a la hora de la fabricación y obtención de la vacuna. Pero no, el estado invirtió, allá como supo y pudo, todo el dinero en solventar las consecuencias y no en atacar, con una gran ayuda económica, el elemento que producía todas esas consecuencias, es decir, el controlar con vacuna y destruir el virus por su desaparición. Andaron muy cortos de miras y no atacaron al problema como debían de haberlo hecho. Los beneficios, como siempre serán para otros, pero no por la posibilidad de hacerlo, sino por la amplitud de los actos.