Se ha escrito mucho sobre la importancia de la docuserie ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’ y se ha destacado como un logro histórico haber contado en el plató con la participación de personas expertas en violencia de género e igualdad. La productora buscó el rigor y para lograrlo se nutrió de personas profesionales, como es el caso de Ana Bernal-Triviño. Referente desde hace muchos años para aquellas que nos dedicamos a la promoción de la igualdad, la prevención de la violencia de género y el acompañamiento a las mujeres víctimas de violencia de machista, Bernal Triviño se ha sentado en ese el sillón en representación de todas nosotras.

La mayoría de mujeres empatizaron con el discurso de Rocío Carrasco porque en su testimonio había miles de elementos reconocibles en el día de día de cualquier mujer y situaciones vividas en el de aquellas que, además, han sufrido malos tratos. Pero nosotras, las técnicas promotoras de igualdad empatizamos también con Ana Bernal-Triviño porque sabíamos cuán importante era la posibilidad que le habían ofrecido de poder estar ahí, haciendo sensibilización, prevención y acompañamiento a las mujeres. Lo sabemos porque son muy pocos los espacios que nos dejan y los altavoces que nos prestan y es mucho el trabajo por hacer.