Cartas al director

La lucha de una familia contra una comunidad de vecinos que se niega a cambiar dos escalones por una rampa

 "¿Cómo no voy a luchar por una rampa si mi hermano es el centro de la familia?"

¿Cómo no íbamos a luchar si él es el centro de la familia?

¿Cómo no íbamos a luchar si él es el centro de la familia? / L-EMV

Pascual Gil Heredia

El centro de la familia

Tengo un hermano de 57 años con una discapacidad del 78% que le supone, entre otras muchas dificultades, una movilidad muy reducida hasta precisar de silla de ruedas. Hace 13 meses solicité por escrito a la comunidad de vecinos la construcción de una rampa para salvar dos escalones. Durante este tiempo he vivido la experiencia más infrahumana de mi vida. Siendo vecino durante décadas, desconocía que convivía con un sector de la población que se ha negado a la construcción de una rampa con argumentos peregrinos. Lo que no sabe esta gente es que la probabilidad de que los familiares de un chico de las características de mi hermano luchen hasta el final es muy alta.

¿Cómo no voy a luchar por una rampa de dos malditos escalones si mi hermano es «el centro de su familia»? Y muy orgullosos que estamos de ello. Les cuento: cuando nació, el médico le dijo a mis padres: «su hijo lo que necesita es el aire del campo». Mis padres tardaron un mes en alquilar una casa en Siete Aguas. Al cabo de los años, el médico les dijo: «a su hijo lo que le conviene es el yodo del mar». Mis padres tardaron nada en comprar una casa en Pobla de Farnals. Al cabo de los años el médico les dijo: «a su hijo lo que le conviene es la natación». Mis padres se tiraron de cabeza a por una casa con piscina en Calicanto.

Con esta pequeña síntesis de mi historia familiar entenderán que sus hermanos, incluyendo a Javier DEP, educados en este contexto familiar, no íbamos a dejar de luchar por una maldita rampa de dos escalones.

Denuncio la escasa empatía de ciertos sujetos, pero tengo que refrenar mi ímpetu. Hace 1'8 millones de años, por el pleistoceno inferior ya existían cuidados hacia ciudadanos mayores o enfermos. ¡Qué despacio vamos! Debemos ser conscientes de que el desarrollo de la especie humana va acompañado de la empatía. He visto cómo durante 13 meses un grupo de ciudadanos han evitado y han omitido una respuesta de apoyo y adhesión hacia un derecho básico (la movilidad). Estos señores antes o después tendrán que aprender que acabar con las barreras arquitectónicas es sinónimo de progreso social y cultural y por tanto, económico. Es una exigencia básica para una sociedad moderna. Porque el principio de igualdad es atender a cada miembro de la sociedad según su especificidad

Nota: Que no haya necesidad de solicitar una rampa, igual que cuando vas a un hotel no preguntas si hay lavabo y cama.