8M: Un homenaje a la mujer desde que nace hasta que muere

Amparo Rostoll Cot

Este artículo va a ser sincero con una sociedad en la que todavía se permite una falta de respeto a la mujer, en cualquiera de sus manifestaciones o modos de hacerlo en el siglo XXI, en la totalidad de sus facetas y en todos los sectores de la sociedad.

No estamos acostumbrados a conocer el sufrimiento que puede tener una mujer en la vida, desde su nacimiento hasta su muerte. Nace y no elige la familia ni los padres, nace en una familia que no ha escogido ni a la que ha pedido nacer y existir, pero nace y es una persona con derechos desde su concepción hasta su muerte y la sociedad, muchas veces lo olvida, hace caso omiso y los niega, sobre todo, por ser mujer y no tener ayuda de nadie, desde que nace hasta que muere, y por eso debemos celebrar el Dia de la mujer como algo excepcional, pues todos nacemos de mujer y Dios también nació de mujer cuando se hizo hombre.

Os voy a contar un caso real. Conozco a una mujer de 58 años que ha vivido sometida al dolor por ser mujer, indefensa e impotente en una sociedad que ha colaborado y asistido impasiva al mismo. Nació en 1965 en Valencia. Conoció el mal trato de sus padres toda la vida y el mal ambiente familiar por llevarse mal sus padres también. Vivió en soledad en su familia y sin el apoyo de ningún familiar más que para aprovecharse de la situación y “robar” la poca felicidad que tenia o que podía tener: “una vida de éxito y lo que le dejasen sus padres”. Sus padres no le dejaron más que violencia doméstica y sin patrimonio, trabajo, estudios felices y provechosos y una posibilidad de formar una familia con el matrimonio y tener una descendencia. Estudió en Teresianas sufriendo malos tratos y la envidia de las compañeras, y de sus padres también junto con los familiares que lo empeoraban todo por su envidia también y todos sus estudios con Notable de media, la EGB y Bachillerato, y empezó equivocadamente unos estudios de Derecho que no amo nunca ni iba a ejercer sufriendo las novatadas de los años 80 a los alumnos de primero, huevos, harina, y robo de apuntes para los exámenes. Dejó Derecho, y empezó a estudiar mecanografia, idiomas, y la reclamaron para trabajar, “sin contrato ni sueldo” durante muchos años y para mucha gente, de la que incluso sufrió acoso sexual y una explotación y tomadura de pelo que quebró todos sus sueños a temprana edad, de la que se hartó y quiso escapar con un intento de suicidio, pero logró trabajar un poco con contrato y sueldo, gracias a una mujer que creyó en ella y en la que ella creyó también, pero era muy buena trabajadora, bella e inteligente y famosa en los medios de comunicación y se encelo el personal de alrededor y volvió a sufrir un acoso sexual envuelta en soledad. Tuvo que dejar el trabajo y ponerse a estudiar historia del arte con toda la ilusión del mundo pero “se enteró la familia”, “las amistades de la familia” y todo su entorno, y se lo quisieron impedir, nada menos, que con “una incapacitación por sus puestos y su libertad”. No tuvo suerte con algunos compañeros de clase y menos compañeras. Se empezó una carrera de competición criminal y de boicot, con todo tipo de malos tratos tanto a ella como a sus padres y encerronas para meterla en lios y obligarla a dejar todo lo que hacia y era. Si, se comenzó con una vulneración a todos sus derechos humanos y universitarios utilizando la provocación y todo tipo de artimañas en contra de su autoestima y una humillación total a nivel personal y universitario y todavía, han pasado veinte años, sigue luchando para poder estudiar y acabar su carrera de historia del arte, boicoteada, humillada, insultada y mal tratada también, porque no tiene ninguna discapacidad, por su inteligencia y por su talento, el que no han destrozado, ni su formación personal ni religiosa y política tampoco. Todo lo que aprendio en Derecho fue mejor y sin problemas alguno, pero no se le deja arte, porque es mejor para ella y ella es mejor en arte. Vive en un mal ambiente social y en exclusión social. Es pobre, ahora es demasiado mayor para trabajar y perdió su belleza por el sufrimiento. Esa mujer existe y la conozco muy bien. Os lo está contando todo porque sobrevive su ordenador en casa y con su libertad de expresión desea una ley de protección al menor, a la familia, a la mujer, de defensa contra todo tipo de violencia en la sociedad y contra la exclusión social y laboral, también una ley que defienda el derecho al trabajo y a los trabajadores y al estudio y los derechos de estudiantes y entidades de todo tipo que existen en la sociedad para que la igualdad, la dignidad y la libertad reinen siempre en nuestra sociedad protegiendo a la mujer como ser humano, ciudadano y miembro de nuestra sociedad.

Que la sociedad del siglo XXI defienda la mujer es un derecho de la mujer, su libertad y su dignidad es un derecho humano.