El Levante UD desaprovechó anoche una ocasión de oro para salir de la zona de descenso. Durante gran parte del partido ante el Espanyol fue superior e incluso tuvo más opciones de gol en el último tramo del encuentro. Sin embargo, la falta de eficacia ante la meta rival y, sobre todo, el mal inicio en la segunda parte condenaron a los azulgrana a un empate con aroma a oportunidad desperdiciada.

El equipo de Rubi encaró el duelo con la lección aprendida: prohibido encajar en los primeros minutos. Para ello, con la presión muy avanzada, siempre con cuatro o cinco futbolistas en campo contrario, el Levante UD forzó los fallos en la creación del Espanyol. Camarasa y Lerma como falsos mediapuntas y el tridente de ataque formado por Morales, Rubén y Deyverson, dejaron en evidencia a la defensa «perica», con muchas carencias para sacar el balón jugado.

En una jugada sin aparente peligro, Lerma apareció de la nada como una exhalación para birlar el esférico a Enzo Roco, adormecido en la frontal del área. El colombiano superó al central espanyolista con facilidad para quedarse delante de Pau y resolver con una insultante calma.

El tanto granota generó música de viento en las gradas de Cornellà y espoleó a los de Sergio González, que a base de fuerza se apropiaron del balón. Mientras, el equipo azulgrana, ayer de amarillo, se replegaba a la espera de un contragolpe. Simao Mate agrandó su figura en el centro del campo y anuló por completo al talentoso Asensio, lo que obligó a los catalanes a bombear a la olla. De esta manera, sólo Víctor Álvarez, tras el saque de una falta, y Caicedo, al rematar un centro desde la derecha, crearon cierto peligro a Rubén. Antes del descanso, la medular levantinista recortó terreno y concluyó el primer tiempo pisando el área blanquiazul. Navarro, al saque de un córner, rozó el segundo con un testarazo que lamió la escuadra. Poco antes, un hiperactivo Deyverson se inventó una carrera entre tres rivales que desembocó en un tiro inocente a las manos del meta local.

El Levante UD perdonó y lo pagó. En la reanudación el Espanyol salió a pecho descubierto y en apenas unos minutos creó más ocasiones que en todo el primer tiempo. Los granotas se defendieron como pudieron, colgados del larguero, hasta que una perdida de Simao propició una contra que sentenció Gerard para empatar el partido.

La salida de Xumetra oxigenó al equipo valenciano, que impuso su mejor condición física. El choque se transformó en un ida y vuelta trepidante, con muchos espacios y errores defensivos. Pudo pasar de todo. Rubén, Xumetra y Casadesús tuvieron muy cerca el segundo tanto, pero también lo acariciaron los delanteros catalanes en los últimos instantes del partido, el segundo de una trilogía más que igualada.