Tras llevarse el derbi del Cap i Casal, el Llevant ha superado el reto „imposible para muchos solo hace unas semanas, antes de golear al Getafe„ de llegar a la fase final de la Liga con claras opciones de permanencia. El escollo ha sido de órdago, entre las jornadas 22 y 29: Sevilla, Barça, Eibar, Getafe, Villarreal, Madrid, Real Sociedad y Valencia. Y se ha salvado con éxito: 7 puntos que permiten seguir a 3 de la permanencia. Hoy los granota visitan a un taciturno Deportivo (33 puntos) y después llegan Sporting (24), Betis (34), Espanyol (32) y Granada (27). Son las cinco (y enésimas) finales, tres de ellas a domicilio, que van a marcar el futuro levantinista. Habría que ganar cuatro, lograr 12 puntos y así sumar un total de 36. Ahora es el momento de hacerlo porque la recta final se complica sobremanera: Athletic y Atlético en Orriols; y Málaga y Rayo fuera. En la última jornada, además, es posible que los de Jémez se jueguen también la salvación. Conseguirlo parece una quimera, pues hasta la fecha el once blaugrana solo ha ganado a domicilio en el Molinón. Pero el Llevant del futuro pasa por esta proeza y, en todo caso, como siempre hemos dicho, esta plantilla tiene calidad más que suficiente para hacerlo. Sería impordenable dejar escapar la oportunidad, ante rivales asequibles.

Valencia, como cada marzo, ofrece al mundo su brindis por la vida. La merecida victoria ante el eterno rival, en un espléndido mediodía dominical, fue el alborozado pórtico de las fiestas. Quedan atrás los tenebrosos y fríos (cada vez menos) días del invierno y lo celebramos a lo grande. Es la metáfora vital de nuestra fiesta que todo lo inunda, una síntesis identitaria plagada de claroscuros. El Llevant, a lomos del espíritu de estos días, viaja a Galicia, en las antípodas del bullicio, para remachar su emergente resurrección, encadenar dos victorias seguidas y salir del oscuro pozo que habita desde los primeros compases de la Liga.

Sería indecoroso, ante tamaño reto, mostrar de nuevo los flagrantes defectos, tácticos y de actitud, de Ipurua, el Madrigal o Anoeta. Los rivales eran de entidad, cierto; y el Llevant es otro en Orriols, con el aliento de su gente, cierto también; pero los granotes, más allá del resultado, deben mostrar sobre el césped, que son conscientes de la importancia histórica que tiene la victoria de hoy para dar un giro copernicano a la temporada e instalar una catarsis donde había un drama. Hoy se impone el triunfo de un equipo que se golpee orgulloso el escudo en cada lance victorioso. Pero además Rubi tendrá que diseñar un once que mejore notablemente las prestaciones a domicilio. Las rachas se analizan a posteriori, pero ésta de la victoria ante el Valencia mas los próximos cinco partidos es imprescindible. Cuando los libros de historia hablen de la épica salvación de 2015-16, los analistas valorarán como una de las claves los 15 puntos conquistados entre el Valencia y el Granada. Y si no es así, será porque todo ha salido mal. Pero eso, ni en nuestras peores pesadillas.