El Levante UD salió de San Mamés con un doble sarpullido: el que le produjo la aplicación del VAR y el del último gol, de penalti, del Athletic en el último minuto. El postrero tanto tiraba por tierra el formidable trabajo del equipo en la segunda parte, en la que fue capaz de igualar el 2-0 que regaló en un calamitoso primer tiempo. El 2-2 había llegado en la acción anterior al penalti, en el 88, en un remate certero de Cabaco al saque de un córner tras el dominio absoluto del juego, por parte granota, desde la vuelta del descanso.

La mejoría en la segunda parte resulta inútil, sin embargo, para maquillar su cada vez más comprometida situación. Sólo ha sumado 2 de los últimos 18 puntos. No gana desde hace 6 jornadas, cuando goleó en Balaídos (1-4) ante un Celta que se acerca peligrosamente. Hoy, el Levante UD está a 3 puntos del descenso.

El responsable del VAR echó una ayuda innecesaria al cuadro de San Mamés. O dos, porque el penalti que dio el triunfo a los locales llegó precedido de un posible fuera de juego de De Marcos. Los árbitros de la sala de cámaras hicieron mutis por el foro. Mucho antes, con 2-0 en el marcador, Coke había marcado de cabeza al saltar junto al portero en un saque de esquina. El árbitro señaló gol, pero fue rápidamente rectificado por el VAR con una interpretación inconcebible de la jugada: decretaron que había falta sobre el portero en un salto limpio. El árbitro ni siquiera revisó la jugada. Minutos después, el VAR no entró en acción en unas manos de Muniaín dentro del área. Postigo fue amonestado en el descanso por protestar la jugada.

Para entonces, el Athletic dominaba claramente el partido, con dos goles que retrataron la debilidad defensiva granota, que ayer jugó con Róber Pier de «6». Cuatro centrales en el campo, en total. En el primero falló Jason en el marcaje a Yuri y el segundo llegó en un desbarajuste colectivo, incluído el portero Aitor, muy inocente ante el remate de Williams.

El Levante UD se reenganchó al partido nada más volver del vestuario. El árbitro debió darse cuenta de su grave error en la acción de Coke y lo compensó con un penaltito sobre Róger. Penaltito porque el delantero fue derribado livianamente entre dos defensas y raramente, en circustancias normales, se hubiese pitado. El delantero anotó el lanzamiento y ya suma 10 goles.

El gol espoleó al Levante UD, que de repente se sentía capaz de pescar al menos el empate en La Catedral. El juego fue cosa de Rochina, al que se unió después Campaña. Róber Pier ganó presencia en el campo contrario. Envió un pase fantástico a Luna, quien a su vez centró al área, donde Mayoral voleó con fuerza la pelota en la mejor ocasión para el empate. A la contra, el Athletic había retratado algunas veces más la debilidad defensiva granota: un disparo al palo de Muniaín, rodeado de defensas, y una volea de Marcos a la que, ahora sí, respondió con clase Aitor. Pero el Levante UD se apropió del balón en los últimos 20 minutos, en los que fue mejor equipo que su rival.

Llegó el gol de Cabaco. La euforia. Y después la depresión, otra vez. El domingo, el Levante UD tiene la obligación de ganar al Huesca. De lo contrario, estará en serios problemas.