El mejor ejemplo de que el Levante ha tenido una temporada irregular es el haber sido capaz de salvarse contando solo con 2 puntos de los últimos 21 posibles. Un ejercicio de supervivencia que le ha permitido llegar a los 40 puntos y estar a más de dos partidos de los últimos tres clasificados. Sin embargo, el equipo se ha colocado a unos 18 puntos de Europa y lógicamente disputará la última jornada contra el Cádiz con todo hecho. Pero la sensación es que la segunda vuelta tuvo un arranque fantástico y que invitaba al optimismo, incluso a pelear por cotas mayores en el tramo final y que lamentablemente los jugadores han tenido problemas físicos, falta de puntería y también han bajado al nivel en una parte del curso en la que verdaderamente se consiguen los objetivos. En los últimos 10 encuentros de liga, solo una victoria.

La temporada granota está a punto de agotarse. Concretamente 90 minutos de juego contra el Cádiz en el Ciutat de València que pondrán el punto y final a un curso en el que la tónica habitual ha sido vivir en una montaña rusa de emociones. O la sensación de mirar hacia abajo con preocupación o la de pensar incluso en Europa como una opción real. Y al final, se logró la salvación sin problemas y no se estuvo cerca en las últimas semanas de una clasificación al Viejo Continente. Ni tan siquiera de pelearla, algo que ya ocurrió en la 2019/20.

En esta ocasión, el equipo ha vivido un sube y baja continuo de emociones desde que arrancó el curso. Con más problemas de los esperados para conseguir las victorias, los de Paco López se plantaron en diciembre en posiciones de descenso, sin Campaña -lesionado para un tramo largo- y con problemas en la zona ofensiva. Ahí apareció un De Frutos sensacional, un triunfo contra el Getafe que supuso el punto de inflexión para un Levante que a partir de ahí reaccionó, hizo un gran fútbol y se conectó también a la Copa del Rey, punto de muchas alegrías.

En la jornada 13 se tocó fondo estando en descenso, concretamente en la décimo octava posición, pero ahí comenzó un ligero ‘ascenso’. Se ganó a la Real Sociedad y al Betis, se empató contra el Huesca, y aunque el equipo cayó derrotado contra el Villarreal no frenó en ese buen momento y siguió sumando puntos hasta colocarse en octavo puesto tras la jornada 24, cuando se consiguió ganar al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano con una soberbia actuación de Dani Cárdenas. Pero ahí el equipo tocó su punto más alto. Ese triunfo sirvió también para coger moral de cara a una Copa del Rey en la que el Athletic eliminó al Levante en una prórroga que acabó con lágrimas pero con mucho orgullo.

A partir de ahí todo se fue torciendo. Tras ganar al Valencia en el Ciutat de València el equipo se colocó noveno, con aspiraciones a la Conference League. Y estuvo realmente cerca de poder pelear por esos puestos europeos. Unas semanas después ganaría en Ipurua y se colocaría de nuevo noveno, pero desde entonces se ha ido bajando poco a poco hasta vivir en esa décimo cuarta posición en la que está actualmente. Ahora, el Levante dirá adiós a la temporada este viernes en un punto bajo. Después de perder contra el Getafe en un choque que además provocó que el Valencia le adelantara en la posición. Y en estos momentos se vive a siete puntos de los equipos que ocupan puestos de descenso. Y Europa queda ya a lo lejos, a 18 puntos.