El Levante anunció ayer que Quico Catalán comparecerá mañana ante los medios de comunicación para hacer balance de la temporada recientemente concluida y al mismo tiempo para explicar cuáles serán las líneas maestras de esta que recién comienza ahora. El anuncio se produjo con un escueto comunicado: «El presidente Quico Catalán comparecerá el miércoles 9 de junio a las 11:30 horas ante los medios de comunicación en la Sala de Prensa del Estadio Ciutat de València. Esta rueda de prensa se realizará de manera presencial, cumpliendo el protocolo y las restricciones sanitarias». Obviamente en la comparecencia el presidente no desvelará nombres ni objetivos concretos, pero sí analizará la situación.

La comparecencia llegará después de una semana, la pasada, en la que el mandatario mantuvo reuniones con todas las instancias deportivas del club (por una lado dirección deportiva y secretaría técnica y también por otro con la cabeza visible del cuerpo técnico, Paco López) y en la que se dio luz verde al inicio de las operaciones siguiendo la hoja de ruta establecida.

Sin embargo, más allá del ámbito estrictamente deportivo, una de las grandes incógnitas es saber cuál es el plan estratégico previsto por el Levante para con la gestión de la pandemia. La previsible reapertura parcial de los estadios en el inicio del curso 21/22 abre un nuevo escenario que el club debe gestionar pese a la incertidumbre que se genera en todos los sentidos puesto que solo la evolución de la pandemia dictará los plazos y las medidas a tomar por parte de la entidad.

En lo referido estrictamente al mercado futbolistas que no continuarán la próxima campaña están seguros Toño, Rochina y Doukouré, mientras que las prioridades estrictamente deportivas a reforzar son las de lateral zurdo, central y delantero, lo que significa que puede haber o que casi con total seguridad habrá más salidas puesto que la única salida que coincidiría con una llegada programada sería la de la posición de lateral izquierdo. Esos son los objetivos granotas, pero lo realmente complicado es acceder a ellos con los recursos que hay -o mejor dicho, que no hay- ahora mismo. El Levante está obligado a vender por 16,5 millones de euros para cuadrar su fair play y a partir de ahí, si vende algo más, podrá invertir algo en fichajes. A cubrir el desfase está obligado.