Máximo goleador del Levante esta temporada con nueve dianas, Morales se situó a un gol de los dos dígitos en su cuenta particular marcándole al Villarreal un doblete de bella factura. El primero, gracias a un recurso excelso de Roger Martí (una asistencia de tacón que le habilitó solo ante Gerónimo Rulli), y el segundo, mediante una jugada que es marca de la casa en el historial del Comandante. Tras un despeje defectuoso de Estupiñán que le dejó solo ante el guardameta amarillo, el ‘11’, tirando de frialdad, hizo una bicicleta, amagó con disparar y, tras dejar vencido al argentino, se habilitó el esférico a la pierna izquierda para colocar el 2-0 en el marcador y generar un estallido de júbilo y euforia en el Ciutat de València. No solamente por la espectacularidad de la diana, sino porque el Levante vuelve a pedir billete para subirse al tren de la permanencia.

El Comandante, desde que regresó de su cesión en el Eibar en 2014, puede presumir de que, de las 62 anotaciones que tiene en su casillero como granota, un buen porcentaje de ellos han sido de carácter memorable. Su bautismo fue en el que significó su primer Derbi (temporada 2014/2015), saliendo desde el banquillo y quitando las telarañas de la portería del Valencia. Una diana que, en parte, supuso su despegue y posterior consolidación en Primera División. A partir de aquella tarde para el recuerdo, dio inicio a su repertorio.