Al Levante le falta colmillo (0-0)

El equipo de Javi Calleja, con uno más durante más de media hora de encuentro,

Sporting-Levante UD

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Rafa Esteve

Para conseguir objetivos de gran envergadura en Segunda División hace falta picardía y, sobre todo, ser valiente. Sin dejar de lado la cabeza, consejera y paciente cuando más falta hace, pero actuando siempre con corazón y convencimiento. Al Levante, cuyo orgullo está en fase de rehabilitación una vez superado el golpe sufrido ante el Alavés, nunca dejará de presumir de su sentimiento de pelea y lucha constante, pero, en ocasiones, le falta sacar pecho de la gran cantidad de recursos que tiene a su disposición. Y más, cuando la ambición tiene que ser innegociable en una división tan exigente y dura. Una vez superado el bache de resultados negativos, obtener un punto en El Molinón hubiera sido contemplado desde una perspectiva positiva. No deja de ser a domicilio y ante uno de los más fuertes de la categoría, pero cuando el fútbol da facilidades para llevar el terreno hacia los intereses propios, poner toda la carne en el asador debe de ser una obligación. Al Levante le faltó colmillo contra el Sporting de Gijón una vez se vio con un futbolista más desde la expulsión de Djuka. Los de Javi Calleja tuvieron las suyas, sí, pero muy pocas veces, en una guerra tan extrema como la que se vive en Segunda División, se dan oportunidades de matar al contrincante como de la que dispuso el Levante. Hacer bueno el punto contra el Huesca es máxima prioridad, pero si el sueño de subir a la élite del fútbol español, hace falta más descaro, más valentía y más fe.

El Molinón es un campo que, debido a su idiosincrasia y a su mística, siempre impone. Es intenso y hace temblar a cualquier adversario. Y más, cuando el Sporting de Gijón, a pocas jornadas para que finalice la primera vuelta de la competición, se posiciona como un aspirante a regresar a la élite del fútbol español. El Levante, reforzado después de su último triunfo, y tras pasar página de la derrota en Copa del Rey, saltó al verde listo para asaltar territorio enemigo, pero, en cambio, fue sometido a un examen de difícil resolución. Tocó sufrir. En ocasiones, más de lo deseado. Los de Miguel Ángel Ramírez llevaron la iniciativa durante gran parte de la primera parte salvo un tramo en el que los de Javi Calleja arrebataron el esférico, pero sin apenas intimidar. Fabrício, en los primeros compases, quiso sorprender con un taconazo como recurso para adelantar a los suyos, pero Pascanu ahuyentó la acción entrometiéndose en la trayectoria del esférico. Fue el único aviso, más allá de un disparo lejano de Clemente, actuando en el verde ante el temprano percance físico de Giorgi Kochorashvili, con el que el Levante pretendió hacerle cosquillas a un rival que mira de frente al ascenso directo. El Sporting, es más, provocó tensión en su rival debido a las veriginosas carreras de sus hombres más desequilibrantes, con Juan Otero, quien se topó con el palo, y Hassan como principales focos de peligro. Pese a ello, los levantinistas supieron resistir, mientras anduvieron escasos de ideas con las que contrarrestar.

Fue inevitable pensar que el Levante jugó con fuego en más de una ocasión. Habitualmente, resistir no es la mejor medicina para afrontar la longitud, a veces agónica, de un partido a noventa minutos. Los incentivos son necesarios, al igual que actuar con valentías y descaro. Sobre todo, en medio de una categoría donde no existen las negociaciones. Donde los puntos, cada vez, son más caros. En el 55’, el Sporting, por mediación de Djuka, provocó que retumbase El Molinón cuando el ‘23’ ejecutó un lanzamiento que se estrelló en el larguero, pero, instantes después, el guion del encuentro dio un giro favorable para los intereses del Levante. El serbio vio la segunda amarilla por dar un codazo a Pablo Martínez, por lo que el equipo de Javi Calleja tuvo por delante más de media hora para salir de Gijón con tres puntos en el bolsillo. De hecho, la introducción de Bouldini y de Roger Brugué en el terreno de juego fue el síntoma sobre el que ir a por el primer tanto del choque, pero el Sporting, encerrado en su área, y buscando el contragolpe de manera constante, puso en dificultades al equipo granota. Dela, desde lejos, probó los guantes de Yáñez, mientras Álex Valle se quedó cerca de abrir el marcador en dos ocasiones. Primero, cruzando un esférico procedente de Algobia que se fue por pocos centímetros, y a falta de cinco minutos para la finalización del partido, tirándose en plancha para cabecear un centro procedente desde el lateral. Sin embargo, el luminoso no tuvo variaciones.