El vestuario del Levante UD está cansado de los errores arbitrales

Rafa Esteve

El Levante mantiene sus opciones de entrar en la promoción de ascenso a Primera División después del empate en Santander. Pese a que los de Felipe Miñambres necesiten sumar triuntos sin descanso para aumentar sus posibilidades de terminar la temporada entre los seis primeros, la unidad sumada, labrada desde el descaro y mirándole a los ojos a otro candidato para ir a los playoff en su campo, le da autoestima para afrontar el tramo final de competición creyendo en sus capacidades. No será una tarea sencilla, pero al Levante no le queda más remedio que contar sus partidos por victorias.

Tal y como ocurrió en Lezama, en Butarque, en el RCDE Stadium y ante el Villarreal B en el Ciutat, el VAR actuó de manera injusta en una diana de los granotas. Pablo Martínez, en línea con el último defensor del Racing de Santander, marcó a falta de pocos minutospero la sala VOR tiró las rectas desde la posición de un Fabrício que no participó en la acción. El brasileño se situó en posiciones antirreglamentarias, pero no entró en el rango de acción ni estuvo cerca del círculo de acciones. Las líneas mal tiradas invalidaron un tanto que, como mínimo, fue justo y exigió una revisión más exhaustiva de la que hubo sobre el césped.

Pablo Martínez, autor del tanto, le pidió explicaciones a González Francés, árbitro del partido, pero el colegiado no desarrolló su decisión. Simplemente, le dijo que fue fuera de juego sin ir más allá. De hecho, el equipo pensó que validarían el tanto, pero, para sorpresa de los levantinistas, no subió al marcador. A falta de seis jornadas, y a tres de la promoción de ascenso a la espera de lo que haga el Oviedo en el campo del Cartagena, el Levante está obligado a hacer un tramo final de temporada inmaculado,