La cereza de la Vall de Gallinera busca rentabilidad en casa. Ahora, entre el 60 y el 70 % de la producción se exporta a Alemania, Italia, Inglaterra o a París, ciudad en la que esta fruta de la Marina triunfa. La cereza conquistó ayer el Mercat de Dénia y reivindicó su poderío gastronómico.

La oficina de innovación y creatividad de la Ciudad de la Gastronomía de la Unesco de Dénia está empeñada en potenciar todos los territorios gastronómicos de la Marina Alta. Allí donde hay un producto singular (perellons de la Vall d'Ebo, almendras de Alcalalí...) acude la ciudad creativa de la Unesco. Esta iniciativa, Menja't la Marina, convierte el activo Mercat dianense en un escaparate de toda la riqueza agrícola y culinaria de la comarca.

«Este año la cosecha de cereza ha sido bastante buena. Hemos llegado a los 800.000 kilos», afirmó el presidente de la cooperativa Cerezas Montaña de Alicante, Vicent Sanchis. Precisó que la mayor parte se va a otros países. También incidió en que van quedando pocos grandes productores y los pequeños son agricultores ya de avanzada edad y para los que no hay relevo generacional.

La cereza, como indicó el concejal de la Vall de Gallinera Ignasi Mora, genera también interés turístico. Este fin de semana, de hecho, se celebra la Festa de la Cirera.

El cocinero Ferran Giró, del restaurante Arrels de Dénia, demostró que este producto da para recetas sorprendentes. Elaboró un gazpacho de cereza con tataki de bonitol de la lonja y pico de gallo cubierto con hinojo. Y también preparó un postre: un flan de queso con coulis de cereza, crumble de almendra y cereza natural. Mientras, Casa Pallissa de la Vall de Gallinera presentó sus mermeladas artesanales.