Las gaviotas patiamarillas, aves invasoras y que están desplazando a las gaviotas autóctonas de Audouin, están transformando el paisaje costero de la Marina Alta. Ya hace años que colonizaron el Penyal d'Ifac, donde se muestran, en época de cría, agresivas con los senderistas. Su avance es imparable en el litoral de la comarca. También han conquistado el castillo de Dénia. Y en más de un colegio tienen que tirar de vez en cuando un petardo en el patio para espantar por una temporada a estas aves que buscan alimento incluso en los contenedores de basura.

Ahora las patiamarillas también se han apoderado del tramo de más difícil acceso del litoral del Tangó de Xàbia. Hacen sus nidos en esta cara sur de la reserva marina del cabo de Sant Antoni. Las rocas han mudado su color. Están blancas por los excrementos de estas gaviotas. El guano es muy corrosivo. Y afecta a la vegetación costera. Allí donde cae un chorretón de excrementos las plantas se secan.

Estas gaviotas conviven sin aparentes problemas con los cormoranes marinos. Sin embargo, ya no se ven gaviotas de Audouin. Las patiamarillas se están adueñando del litoral de la Marina Alta.

Mientras que en el Penyal d'Ifac ya se han hecho estudios de la presencia de estas gaviotas, en la reserva marina (pertenece al parque natural del Montgó) aún no se está investigando el efecto que la proliferación de estas aves tiene en la fauna y la flora. En Calp, los excrementos han provocado incluso quejas en los astilleros y negocios del puerto.