Xàbia tiene la negra con los hoteles. La normativa urbanística no da cancha a proyectos singulares de alojamiento. Y los inversores terminan arrojando la toalla. Eso les ha ocurrido a los propietarios de la Casa d'Arnauda o de la Senyoreta Josefina, un palacete de 1850 que perteneció a una de las familias más importantes de la burguesía del comercio de la pasa. Compraron parte del edificio (la segunda y tercera plantas y la torre; en la planta baja hay una oficina bancaria) hace dos años. Querían rehabilitarlo y abrir un negocio de alojamiento turístico. Primero se inclinaron por un hotel con encanto. Pero luego cambiaron de planes y la licencia que pidieron era para convertir el actual espacio diáfano en diez habitaciones con baño. El proyecto viraba hacia los apartamentos turísticos. En cualquier caso, en el centro histórico, un núcleo cuyas plazas hoteleras se pueden contar con los dedos de la mano, la iniciativa de crear alojamiento turístico se recibió con los brazos abiertos. De paso, se daba uso a una imponente casa que lleva muchos años cerrada y criando telarañas.
El ayuntamiento concedió la licencia. Pero los empresarios habían topado con un obstáculo que los desalentó. Consideraban imprescindible dar uso a la terraza. Era el gran atractivo del proyecto. El centro histórico contaría con una atalaya que atraería a visitantes. Pero esta casa señorial, que es Bien de Relevancia Local, está a escasos metros de la iglesia gótica de Sant Bertomeu que, como Bien de Interés Cultural (BIC), cuenta con un entorno de protección. Las restricciones del BIC impedían crear esa terraza de uso turístico.
A la venta por 525.000 euros
En estos últimos dos años, los nuevos propietarios (le compraron el inmueble a la familia Català, descendientes de la Josefina Català que da nombre a la casa) no han realizado más que trámites y burocracia. No han iniciado las obras de rehabilitación. Ahora han puesto el palacete a la venta por 525.000 euros. Es un precio muy ajustado para tratarse de una de las joyas arquitectónicas del centro histórico de Xàbia. Los dueños quieren recuperar el dinero de la compra y del proyecto.
Un hotel le hubiera venido de perlas a un centro histórico que pide a gritos proyectos singulares. Esta casa está coronada por una de esas torres que eran características de la época del esplendor de la pasa. Los burgueses que hicieron fortuna con la exportación de este producto agrícola subían allí a divisar los barcos que zarpaban rumbo a Gran Bretaña y América. Otra peculiaridad es el color ocre (ahora un poco desleído) de este palacete que, de momento, seguirá sin uso y cerrado.
