La piqueta ha hecho con eficacia su trabajo. Que se demuela un chalé es algo extraordinario. Ocurre de uvas a peras. Pero ahora en Xàbia sí se ha tirado una mole de hormigón que invadía un barranco del litoral de la Granadella (está en la franja entre esta cala y la de Ambolo). El chalé no llegó a acabarse. Quedó el esqueleto, una contundete estructura de hormigón. Se alzaba en un cauce que está junto a la calle Picardo, en la urbanización Costa Nova. Una sentencia de 2013 obligaba a borrar esa mole del mapa.

El ayuntamiento sacó a licitación en junio las obras de demolición. Y, por una vez, la cosa ha ido relativamente rápida. Ya no queda nada. La empresa que se quedó los trabajos ha reducido a escombros una edificación de 460,64 metros cuadrados. El precio de las obras ha rondado los 30.000 euros.

La mercantil ha cumplido el requisito de evitar que los cascotes se desparramaran por el barranco. La parcela ha quedado limpia. Pero la huella del fallido casoplón (tres robustas plantas de mucho hormigón) sí ha quedado. Ahí está el tremendo desmonte.

La estructura del chalé se había levantado en pleno cauce. Este barranco es corto y termina en el acantilado. La mole alteraba la abrupta topografía de este litoral.