El lugar era, desde luego, excepcional. Los dos «nómadas» contemplaron un amanecer impresionante. Pero obviaron un pequeño detalle: aquí está prohibido acampar. A los excursionistas que ayer subieron al cabo de Sant Antoni de Xàbia les sorprendió que en el mismo filo del acantilado unos viajeros hubieran montado su tienda de campaña. Llegaron hasta allí en una moto preparada para viajar muchos y muchos kilómetros. Piloto y acompañante viajan a salto de mata y acampan en lugares espectaculares. No sufren de vértigo, eso está claro.