La gamba roja de Dénia conquista nuevos territorios gastronómicos. Hace buenas migas con las cocinas castellana y canaria. El marisco estrella de Dénia funciona en guisos de tierra adentro (la sopa de ajo o castellana) y en platos de sabor atlántico (la caldereta canaria). El concurso internacional de cocina creativa de la gamba roja de ayer (ya la novena edición) premió, precisamente, estas fusiones. Cocina sin fronteras. La gamba roja como mascarón de proa de una gastronomía, la de la Marina Alta, exponente de la dieta mediterránea y que mezcla a las mil maravillas con otras cocinas vernáculas.

La mejor gamba roja la cocinó Iván Muñoz, del restaurante Chirón, de Valdemoro (Madrid). No le dio muchas vueltas al marisco. Lo acompañó de una sopa de ajo acidulada con piparras. «He enriquecido la gamba, si se puede decir así, con un guiso de mi tierra, la sopa de ajo», explicó Muñoz, que cuenta con una estrella Michelin. «La sopa, eso sí, era más liviana que la tradicional y le he aportado toques frescos y ácidos», precisó.

Otro cocinero con estrella Michelin (dos), Alberto Montes, del restaurante Atrio, de Cáceres, se llevó el segundo premio. Elaboró una gamba roja con yodo y vegetales.

Mientras, el tercer premio fue para otra propuesta de tradición actualizada. Andrea Ravasio, del restaurante Baobad Suites, de Adeje (Tenerife), introdujo la gamba roja en una caldereta canaria.

El jurado, presidido por Julia Pérez y que contaba, entre otros, con los cocineros Quique Dacosta, Kiko Moya y Carlos Maldonado (ganador de Masterchef), le hizo un guiño a esa valiente idea de sacar a pasear la gamba roja por otros territorios gastronómicos.

Este concurso, que organiza la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de la Marina Alta en colaboración con el Ayuntamiento de Dénia, lleva el apellido de «creativo», pero tiene los pies en el suelo. Rezuma tradición. Se celebra en el Mercat, la despensa dianense desde 1955. Allí se montan los fogones. El público ve a los cocineros con las manos en la masa.

Los puristas repiten cada año la misma cantinela: «la gamba roja, hervida y punto». Y el jurado y los ocho chefs finalistas admiten que esos defensores de las esencias del marisco de Dénia no van desencaminados. «Es todo un reto enfrentarse a un producto magnífico e introducir la creatividad. Está claro que la gamba roja hay que tocarla lo menos posible», convino ayer Julia Pérez. Las que cocinan los chefs finalistas las aporta la cofradía de pescadores. Son la crème de la crème de la gamba roja.

El director de este concurso, el chef Rafa Soler, destacó ayer que el nivel de esta novena edición fue «altísimo». «Tenemos cocineros de gran talento». El certamen rindió homenaje a Pepa Font. Impulsó hace 9 años como concejala de Turismo este concurso internacional de cocina creativa.