El Jayan, uno de los últimos cines de pantalla grande y gran patio de butacas, apuesta por los jóvenes talentos. Esta sala, que abrieron como terraza en 1959 Jaime y Angelita (sus nombres forman el acrónimo Jayan), resiste y arriesga. El pasado viernes acogió el estreno del corto «Desconocidos», una utopía medioambiental rodada en Xàbia.
Sus directores, entre ellos Javier y José Postigo, quienes estuvieron en la proyección, imaginan un futuro en el que el plástico ha desaparecido. Los hermanos Postigo son dos jóvenes de Xàbia que empiezan a hacer sus pinitos en el mundo del cine. Al pase de «Desconocidos» acudió el actor Javier Cámara.
El Jayan también proyectará el próximo día 16 el estreno en sala de «La Criminala», el documental de Jaume Castell que reconstruye la historia de Úrsula Tachó, que asesinó a su hijastro de 5 años. Hace un mes este documental ya se proyectó en la pared de una casa del Portitxol, cerca de donde ocurrió el terrible infanticidio. El pasado invierno se proyectó en el Jayan el corto de Alexandra Iglesias, también de Xàbia, «The Lost Stars».
Este cine, uno de los últimos de los de toda la vida (esos a los que Giuseppe Tornatore rindió homenaje en «Cinema Paradiso»), está aplicando estrictas medias de seguridad e higiene. El cine es imprescindible en estos difíciles tiempos del coronavirus. El Jayan cuenta con un moderno sistema de ventilación de aire. Ahora mismo funcionan la sala y la terraza. Cada día hay cuatro sesiones. La última comienza a las 11 horas.
Sí que es cierto que las primeras semanas tras la reapertura el pasado 1 de julio fueron flojas. No hay estrenos. Ahora empieza a renovarse la cartelera. Y los vecinos y turistas regresan a un cine que, reformado de arriba a abajo en 2018, cuenta con la última tecnología en imagen y sonido y tiene una estética impregnada de clasicismo cinematográfico.
El Jayan lo regenta desde siempre la familia Catalá-Ortuño. Son grandes cinéfilos. Han apostado por el cine independiente y de autor y por las películas en versión original. El público británico, muy numeroso en Xàbia, es asiduo.
