La foca gris (Halichoerus grypus) ha cambiado su comportamiento de desplazarse hacia el norte por la costa del Mediterráneo peninsular. Después de que el lunes los veterinarios de la Fundación Oceanogràfic lograran inyectarle con una cerbatana un antibiótico en la costa del Portitxol de Xàbia, este pinnípedo, que pertenece a una especie que habita el Atlántico norte (su presencia en el Mediterráneo es todo un misterio), ha regresado sobre sus "pasos" y hoy ha vuelto a la cala de Llebeig de Benitatxell y Teulada-Moraira, donde ya estuvo el pasado sábado. El animal está herido y los expertos piden que no se le moleste. Lleva una especie de "soga" en el cuello. Le oprime y le ha causado una herida. El antibiótico, que tiene efecto durante 30 días, previene que sufra una infección.

Los voluntarios de Ecologistes en Acció de la Marina Alta que han visto hoy a la foca gris en la cala de Llebeig han indicado a este diario que sigue mostrándose aletargada. Se dejaba mecer por las olas sin apenas moverse. Los voluntarios han lamentado que los curiosos atosiguen al animal y que incluso se le haya acercado el conductor de una moto de agua. "Debemos meternos en la piel de esta foca. Se halla en aguas extrañas y está herida. Molestarla es lo peor que se puede hacer", ha indicado a Levante-EMV uno de estos voluntarios.

Ecologistes en Acció de la Marina Alta ha advertido de que la prioridad es que los veterinarios puedan capturar a la foca, quitarle esa especie de cuerda que le oprime el cuello y curarla. Han recordado que hace un par de semanas la Guardia Civil retiró en la cala de Llebeig una red fantasma y furtiva que estos ecologistas habían detectado. Esas redes son una amenaza para la fauna marina (delfines, tortugas, peces luna o cormoranes moñudos).

Quienes avisten a esta foca gris deben avisar inmediatamente al 112 para que se active la Red de Varamientos y los expertos puedan actuar. Este ejemplar se dejó ver por primera vez en una granja de atunes del Algarve (Portugal). Luego descansó en un pantalán de Gibraltar y se adentró en el Mediterráneo. El pasado jueves entró en el puerto deportivo de Altea. Ahora lleva unos días entre la cala de Llebeig y el Portitxol de Xàbia, un litoral de calas y acantilados en el que este pinnípedo puede estar relativamente tranquilo.