La Granadella volvió ayer a "proclamar" la República. Esta fiesta que reivindica la concordia y los valores republicanos cumplió su 16 edición. En los dos años anteriores no se había celebrado por la pandemia. Este año, el del reencuentro, el 14 de abril ha caído en fiesta señalada: Jueves santo. Pero no fue día de ayuno y abstinencia. Ya se sabe que los republicanos de ley son laicos. Y tras dos años en blanco había mucha hambre de República.

Las banderas de la República volvieron a ondear en esta bella cala. La fiesta cuenta con asiduos que vienen de Pego, València o Alcoi. Los organizadores no son nada tiquismiquis y también reciben con los brazos abiertos a republicanos pelín heterodoxos.

La gastronomía volvió a ser otro de los fuertes de este "advenimiento" de la República. Es tradición que se cocine una excelente paella con arròs bomba y bombón de la Marjal de Pego. El de ayer volvió a ser exquisito.

La fraternidad anima las conversaciones. Se habla por los codos de cultura. Es, a qué negarlo, una celebración un poco quimérica. Pero en esta maravillosa cala y entre amigos se puede soñar con cambiar el mundo.

El paipay de la República, un tesoro de las artes gráficas y el coleccionismo A. P. F.

Los asistentes a esta recuperada fiesta de la República se llevaron a casa un regalo que es una pieza de coleccionista. Recibieron un paipay que es un tesoro de las artes gráficas. El original pertenece al coleccionista Javier del Olmo. Estos curiosímos abanicos los ha realizado maravillosamente Juan Díaz, de Pentagraf Impresiones.

A falta de un huracán de la República, vale el aire íntimo del abanico. El aletear del paipay es el principio.