Sostenible, heroica y homérica. La agricultura mediterránea y civilizadora emerge en la escarpada partida de Els Pouets, en Pedreguer. Es pura montaña. A nada están las ruinas de los castillos andalusíes de l’Ocaive y Aixa, inexpugnables. A 380 metros de altitud y a un paso del mar, germina una de las experiencias agrícolas más estimulantes de la Marina Alta. La finca, de tres hectáreas de olivos y viñas y escalonada en bancales de márgenes de piedra seca, se llama «Tossut». Batiste, un burro catalán, y Giró, un perro dócil de mirada sagaz, juegan en el olivar. «Tossut» es tenacidad, determinación. Tras esa filosofía, está Héctor Carrió, un ingeniero agrónomo de 43 años que, «a contracorriente», se ha empeñado en rescatar la agricultura ancestral que es paisaje genuino de la Marina Alta, la agricultura esforzada y sacrificada de la montaña, la agricultura desdibujada por el abandono y las marañas de pinos que rebrotan tras los incendios.

Los olivos y, al fondo, el Montgó y el mar. Levante-EMV

«Tossut» hacia camino en silencio hasta que llegaron los premios. Sus dos aceites, «Tossut dels Pouets» y «Verí», han logrado el primer y segundo galardón a los dos mejores AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra) ecológicos de la Comunitat Valenciana. «Es un impulso, desde luego. Demuestra que lo que estamos haciendo aquí no es una locura», afirma Héctor Carrió, que advierte de que ha agotado todas las botellas de un aceite de sabor extraordinario. Su acidez es bajísima y sorprende su exquisita nota frutal.

«Tossut» es un proyecto agrícola familiar.

«Tossut» es un proyecto agrícola familiar. Levante-EMV

Este ingeniero de Pedreguer decidió hace 5 años «volver a las raíces». Vivía con su mujer, que es enfermera, y sus hijas de 3 meses y 3 años en Catalunya. Con 20 años se marchó a Lleida a estudiar en su universidad ingeniería agrónoma. Allí hizo vida. Trabajó en las estaciones de esquí de Boí Taüll y la Vall Fosca. Desarrolló proyectos de regadío en Barcelona. Trabajó en la fundación AFMA, que promueve la reinserción de los reclusos a través de proyectos forestales. «Siempre me había llamado mucho la cooperación internacional y viajé a Bolivia para desarrollar allí un proyecto de regadíos». Esa experiencia fue reveladora. Convivió con los guaraníes y los quechuas. Descubrió que lo peor era llegar con ideas preconcebidas. El territorio y la cultura aborigen le daban sentido a todo.

Los viñedos diversifican el paisaje.

Los viñedos diversifican el paisaje. Levante-EMV

Héctor y su familia tenían una vida en Catalunya. «Pero el ritmo era frenético. Siempre estábamos de aquí para allá en coche y tren. Teníamos la opción de criar a nuestros hijos en la naturaleza y de recuperar estos bancales. Mi padre los cuidaba. Y también lo hizo a contracorriente. Él tenía olivos cuando en esta comarca todo era naranja. Nos vinimos aquí y yo también decidí ir a contracorriente. Monté una consultoría de ingeniería y, al mismo tiempo, recuperé esta finca con la premisa de la agroecología».

El paisaje renace. «Tossut» abraza unas tres hectáreas de olivos y ahora también de viña. «Soy un apasionado de la viticultura», confiesa Carrió, que subraya que las cepas diversifican la finca y el paisaje. Además, olivos y viñas son los cultivos homéricos y mediterráneos por antonomasia.

«Aquí hay una historia», afirma mientras otea este territorio en el que han «emergido» los bancales de piedra seca labrados desde tiempo inmemorial. «El valor cultural y natural es bestial, incalculable».

Los olivos son de las variedades blanqueta, alfafarenca, alberquina y manzanel de Villalonga. Mientras, en los viñedos, predomina el giró, pero también tiene plantado syrah y monastrell. «No aspiro a crecer ni a lograr grandes producciones, sino a la calidad y a la excelencia. Mi reto es la sostenibilidad y recuperar territorio».

Esta finca de la partida Els Pouets es como una isla. Se divisa el mar de la bahía de Xàbia y el de Dénia. Al sur, sobresale Bèrnia y de nuevo el mar, el del Penyal d’Ifac y Calp.

Este ingeniero agrónomo recalca que es fundamental para la biodiversidad y la protección de la naturaleza recuperar el «mosaico agrario». Los muros de piedra seca frenan la erosión. La agricultura aporta riqueza natural y da variedad a un paisaje que en estas montañas del litoral tiende a ser uniforme por la sucesión de abandono del campo, incendios y expansión de especies pirófitas. «También se recuperan aves ligadas a los cultivos de secano que están desapareciendo. Además, los cultivos son cruciales en la prevención de incendios».