La Marina Alta mira al infierno del fuego y Calp mira al cielo. La comarca no gana para desastres. El final del verano y el otoño están ahí y es época de las temidas lluvias torrenciales.

El ayuntamiento de Calp se agarra al viejo proverbio de más vale prevenir que curar. De ahí que ya haya instado a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) a que realice la limpieza y desbroce de los cauces y barrancos del término municipal.

El municipio ya sabe lo que es que barrancos como los del Pou Roig y el Quisi, que recogen mucha agua de torrenteras, se desborden. Ocurrió en la riada de 2007 y las zonas bajas del municipio (las más turísticas) estuvieron anegadas durante días. Los daños fueron millonarios.

El episodio de lluvias torrenciales del pasado mes de abril también provocó importantes desperfectos en Calp. Las calles del casco urbano, que tienen una considerable pendiente, bajaban como ríos y cascadas.

Ahora el consistorio no quiere más sustos. La alcaldesa, Ana Sala, ha dado instrucciones a Aguas de Calpe, la empresa mixta de suministro de agua, para que a partir del 1 de septiembre se afane en limpiar y adecuar todos los imbornales. La red de pluviales debe estar a punto para recoger el agua de lluvia.

Todavía no ha acabado este tórrido verano y los pueblos de la Marina Alta ya empiezan a preocuparse por las gotas frías y las lluvias torrenciales. Eso de encadenar fenómenos meteorológicos adversos se ha convertido en habitual. En lo que va de año, la Marina Alta ha sufrido destructivas lluvias torrenciales en primavera y un pavoroso (el mayor de su historia) incendio en verano.