Las montañas de la Vall d’Ebo tras 4 meses: el verde ya borra las cenizas

La lluvia apareció providencial para ayudar a apagar el fuego y ha acelerado la espectacular regeneración de las 12.150 hectáreas calcinadas

La vertiente calcinada y ahora reverdecida que da a l'Atzúbia

La vertiente calcinada y ahora reverdecida que da a l'Atzúbia / A. P. F.

alfons padilla. la vall d’ebo

Cuatro meses no son nada. En los pausados ciclos de la naturaleza, ese lapso equivale a un suspiro. Pero, tras cuatro meses, el paisaje ha cambiado extraordinariamente. El verde asoma con fuerza en las 12.150 hectáreas arrasadas por el incendio que desató un rayo el 13 de agosto en la Vall d’Ebo. Incipiente y ya espectacular, la regeneración ha borrado las cenizas. Las laderas negruzcas recuperan la vida.

Levante-EMV ha vuelto a las «zonas calientes» del incendio. Las fotografías de cuando las montañas ardían y humeaban contrastan con las tomadas ahora. Los palmitos (margalló) tienen todavía el tronco negro como un tizón, pero han echado verdes hojas. La capacidad de supervivencia de estas palmeras autóctonas es sorprendente.

A esta precoz regeneración ha contribuido de forma decisiva la lluvia. Ya fue providencial el chaparrón que ayudó a apagar las llamas.

El otoño ha sido de elevada pluviometría en estas montañas. También se han sucedido los días de lluvia horizontal: las nieblas y la humedad que entra desde el mar. El efecto positivo es que la montaña reverdece. El negativo (sobre todo cuando las precipitaciones son torrenciales), que las laderas más descarnadas, en las que no hay muros de «pedra seca» o se han desmoronado, se produce erosión y se agrava la pérdida de suelo.

Otras especies vegetales como el acebuche (ullastre) resistieron y ahora recuperan vigor. Los olivares también frenaron el avance del fuego y ahora estos campos están alfombrados de verde.

Quizás el paisaje más ceniciento es el de las pinadas totalmente carbonizadas. Algunos pinos muestran acículas verdes y renacerán. Pero hay miles y miles de estos árboles que son negros esqueletos.

Estas montañas han cambiado radicalmente en cuatro meses. La capacidad de regeneración de la naturaleza es asombrosa.