La cetrería, al rescate de la historia en Dénia: un águila para espantar a las gaviotas invasoras

"El primer día que llegué con el águila las gaviotas todavía nos acosaron, pero terminaron marchándose del castillo, y ahora no se ve ni una"

El cetrero de Aspe Isaac Gómez y su águila de Harris, esta mañana, en el castillo de Dénia.  | A. P. F.

El cetrero de Aspe Isaac Gómez y su águila de Harris, esta mañana, en el castillo de Dénia. | A. P. F. / alfons padilla. dénia

Alfons Padilla

Alfons Padilla

La cetrería, al rescate de la historia de Dénia. ¿Qué es un castillo sin águilas, halcones y azores, aves majestuosas que son símbolos de poder? El de Dénia, de origen andalusí y cuya alcazaba se construyó en los siglos X y XI, estaba invadido por unos pajarracos ruines, las gaviotas patiamarillas. No había forma de espantarlas. Al igual que en el Penyal d’Ifac de Calp, cima de la que estas gaviotas invasoras (han desplazado a las autóctonas de Audouin) también se han adueñado, se pinchaba sus huevos. Pero ni por esas. Las gaviotas eran las amas y señoras de la fortaleza de Dénia. En época de cría, cuando son tremendamente agresivas, hostigaban a los visitantes. Los amenazaban con sus graznidos. Y los atacaban desde el aire. Les lanzaban sus excrementos. La gaviotas hacen nidos en el castillo y dañan sus estructuras. Los ácidos excrementos son muy corrosivos.

Ahora ha llegado un ave más poderosa. Es un águila de Harris. Isaac Gómez Pastor, que es cetrero, la lleva sobre el puño. Pasea por el adarve. Sube a la explanada del Palau del Governador. Durante unas tres horas, recorre el castillo. Y las gaviotas, atemorizadas, han desaparecido.

«El primer día que llegamos, nos acosaron. Se lanzaban graznidos unas a otras para avisarse de que había un águila. Luego estuvieron volando sobre el castillo durante un rato y desaparecieron. Llevamos una semana y ya no se ven gaviotas ni siquiera en los tejados de las casas de Dénia», afirma Isaac, que es de Aspe y que trabaja para una empresa de control de fauna.

Este cetrero explica que han utilizado las águilas para controlar las plagas de conejos y liebres que destrozan los cultivos de la Vega Baja. Ahora su águila de Harris se enfrenta a un nuevo reto: liberar el castillo de las molestas gaviotas patiamarillas. «Se asustan en seguida. Las águilas son depredadores que están por encima de ellas. Les aterroriza la fuerza de sus garras y el carácter de aves de presa», explica Isaac.

A este cetrero la afición le viene de familia. Su abuelo y su padre ya criaron aves rapaces. Tuvieron contacto con el gran defensor de la cetrería en España, el divulgador ambiental Félix Rodríguez de la Fuente. Isaac apunta que este arte de caza se perdió totalmente en España. «A las aves rapaces se las consideraba alimañas. Fue Félix el que reivindicó la cetrería y la defendió. Y fíjate las posibilidades que tiene. Es eficaz para controlar plagas».

No hace falta siquiera que el águila de Harris eche a volar. Las gaviotas la ven en el puño de Isaac y se esfuman. Eso sí, Isaac ya ha detectado que estas aves invasoras habían empezado a acostumbrarse a que él y su águila llegaran por las mañanas a la misma hora (acuden al castillo tres veces a la semana). «Estoy cambiando un poco los horarios y también voy a venir por la tarde, antes de que cierre el castillo. Las gaviotas deben percibir que podemos estar en cualquier momento y así se darán cuenta de que ya no están seguras en el castillo».