«La Cova del Moraig es única, una maravilla»

Los espeleobuceadores vuelven a adentrarse en la ruta para conectar dos galerías y superar los 2.500 metros que hasta ahora han explorado

Eliseo Belzunce inicia la inmersión en la entrada al Riu del Moraig, en la Cova dels Arcs. | A. P. F.

Eliseo Belzunce inicia la inmersión en la entrada al Riu del Moraig, en la Cova dels Arcs. | A. P. F. / alfons padilla. benitatxell

alfons padilla. benitatxell

En el Mediterráneo solo hay otra cueva sumergida que se asemeja a la del Riu del Moraig o el Riu Blanc, en la cala del Moraig del Poble Nou de Benitatxell. Es la de Melissani, conocida como la cueva de las ninfas, y está en la isla griega de Cefalonia (la isla está declarada geoparque mundial de la UNESCO y en parte es por su extraordinaria riqueza kárstica). La gruta del Moraig, más que por ninfas, estaría habitada por la Mare dels Peixos, el legendario ser marino de la rondalla de Enric Valor.

Ayudan a salir al buceador tras la inmersión. | A. P. F.

Ayudan a salir al buceador tras la inmersión. | A. P. F. / alfons padilla. benitatxell

Pero eso es mitología. Y el Grupo de Exploración Moraig (GEM) a lo que se dedica desde hace diez años es a la ciencia y a llegar a donde nadie lo ha hecho.

Los espeleobuceadores han vuelto a adentrarse en la cueva este fin de semana. Por fin, la visibilidad era óptima. El viernes, Eliseo Belzunce explicó que en las anteriores inmersiones no habían encontrado «el agua perfecta». Ahora lo está. Cristalina. El viernes dos buceadores lo prepararon todo para conectar este sábado dos galerías que se hallan a unos 1.200 metros de distancia de la entrada a la gruta, en la espectacular Cova dels Arcs. Mientras, el propósito de Eliseo era llegar a los 2.500 metros hasta ahora explorados e ir un poco más allá. A partir de ahí todo es desconocido. Estos espelobuceadores deben sentir el mismo vértigo que Amundsen al pisar el polo Sur, Hillary al coronar el Everest o Armstrong al hollar la Luna.

«Esta cueva submarina es muy especial, es única, una maravillosa», afirma Eliseo, que advierte que las sorpresas comenzaron al superar los hitos a los que llegaron José María Cortes, el alemán Bernhard Pack, quien era un apasionado de esta gruta y perdió en una inmersión la vida en septiembre de 1992, y un grupo de expertos buceadores británicos (llegaron a 1.350 metros). Estos espelobuceadores, de hecho, encontraron nuevos caminos cuando se pensaba que ya no se podía llegar más lejos. Hallaron el río del que se abre paso en las entrañas de la tierra. Y remontaron contra corriente.

«Entre los 2.000 y 2.500 metros hemos hallado salas muy grandes y resulta difícil encontrar por donde sigue la cueva», señala Eliseo, que cree que esta laberíntica caverna del Moraig (ya han explorado 6 kilómetros de galerías) puede ya codearse con el Pozo Azul de Burgos, la sima más larga del mundo; uno de sus sifones llega a los 5.160 metros.

También apunta que han encontrado cinco burbujas (puntos donde se puede salir del agua), «pero son cámaras pequeñas y no tenemos la seguridad de que el aire sea respirable».

La tecnología del espeleobuceo ha avanzado mucho desde que los pioneros Berhard Pack y José Maria Cortes iniciaron en los años 80 la exploración del Riu del Moraig. Los buceadores llevan ahora equipos de circuito cerrado que reciclan el aire que respiran y reaprovechan el oxígeno de la exhalación. Eliseo Belzunce recalca que un avance esencial es el de la iluminación con focos led de tecnología de baterías de litio. Son potentes antorchas con las que estos exploradores se adentran allí donde nadie antes había llegado.