Cierra Casa Pinet, el "santuari del País Valencià" que se mudó de Tàrbena a Alcalalí

El restaurante, abierto en 1974 y que ha sido un símbolo de la izquierda y la república, se despide para siempre con una fiesta popular que tendrá lugar el 17 de diciembre

Han comido en este templo laico Joan Fuster, Vicent Andrés Estellés, Billy Brandt o Santiago Carrillo

Imagen de Casa Pinet y de sus fundadores cuando el restaurante aún estaba en Tàrbena

Imagen de Casa Pinet y de sus fundadores cuando el restaurante aún estaba en Tàrbena / David Revenga

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Casa Pinet es un templo, un templo laico y de izquierdas. Casa Pinet es el "santuari del País Valencià". La gastronomía y la política siempre han hecho buenas migas. El restaurante hubiera complido el próximo año medio siglo. Sus dueños no llegaran a soplar las velas. Cierran definitivamente. Han organizado una comida popular para el próximo 17 de diciembre en la que dejarán atrás esta intensa, apasionante y comprometida aventura culinaria y política que iniciaron en 1974 en Tàrbena (la Marina Baixa) Jerónimo y Anita y que vivió en 2017 una catársis, el de la mudanza de este pequeño pueblo a Alcalalí, en la Vall de Pop (la Marina Alta). Lo sustancial, la esencia, seguía intacto: buena cocina y militancia política de izquierdas y republicana.

Pero nada es eterno. Casa Pinet es historia de Tàrbena y Alcalalí. El restaurante ha anunciado hoy en sus redes sociales que "con profundo sentimiento dice adiós después de casi medio siglo". "En esta casa los encuentros han sido al mismo tiempo celebraciones y lucha para las conquistas sociales alcanzadas y las que están por venir". La cocina diànica, de herencia mallorquina y de sabor de la Marina Alta y mediterráneo hizo de Casa Pinet un santurario gastronómico. También era un museo. Las paredes eran puro compromiso. "Se llenaron de vida, de memoria, de cultura y de ilusión por un futuro para nuestro pueblo". Fue Manuel Sanchis Guarner el que lo vio claro: "Casa Pinet no es un bar ni un restaurante, es el santuario del País Valencià". Las ideas son el alimento del espíritu.

A este restaurante acudieron Joan Fuster, Vicent Andrés Estellés, el canciller de Alemania Occidental y destacado político socialdemócrata Willy Brandt o el líder del PCE Santiago Carrillo.

Pero hay dificultades insuperables. Los dueños del restaurantes advierten ahora de que la pandemia y el confinamiento significaron un duro golpe para Casa Pinet. Cuando levantaban cabeza, llegó al guerra de Ucrania y la inflación.

"Nos hemos visto en un callejón sin salida. Hemos luchado hasta el final para intentar salvar Casa Pinet, pero, desgraciadamente, no hemos encontrado solución y hemos tomado la dolorosa decisión de cerrar. Nos consuela pensar que el legado de Casa Pinet perdurará en la memoria y el corazón de todos los que han tenido la oportunidad de visitarnos". La utopía ha llegado hasta aquí. Los dueños del restaurante destacan que todos sus clientes y amigos son "los protagonistas de este museo que ha guardado la historia del progresismo valenciano".

Casa Pinet ha organizado para el 17 de diciembre una gran comida popular. Se cierra un capítulo de buena gastromomía, de compromiso y de debates emocionados, encendidos y gloriosos. Casa Pinet ha sido un templo, un santurario y una utopía mantenida durante casi medio siglo.