Esta semana, el tripartito que gobierna Sagunt daba un paso más en su particular cruzada contra cualquier espectáculo que se desarrolle en nuestro término con animales, al no autorizar los circos que los lleven; algo que se une a la prohibición de los carruseles de ponis en las ferias. Un suma y sigue en las actuaciones de este equipo de gobierno que desde el principio ha dado muestras de ponerse en contra de cualquier evento o tradición festiva que conlleve el uso de animales.

Así, hemos visto cómo se prohibía la tradicional suelta de patos de las cucañas marítimas del Puerto, aludiendo a una posible prevaricación cuando la Conselleria ha confirmado que no existe infracción alguna. O el más reciente intento de modificar una ordenanza para eliminar de las fiestas populares la subvención que se destina al alquiler o compra de animales, como forma de desincentivar los toros y que evidenció un rechazo generalizado a la medida y que incluso demostró posturas contrapuestas en el seno del tripartito. Es como si a escondidas hayan querido realizar cambios de calado que no se atreven a llevar de manera frontal y sólo reaccionan desdiciéndose por la presión, que en mayor o menor medida les demuestran quienes se oponen.

No sé qué tiene la izquierda de este país en su manía de prohibir cada vez que tiene el gobierno. Son más de imponer el pensamiento único. Cuando algo no es de su gusto, lo prohíben, no buscan consenso alguno, ni respetar que cada individuo decida qué es lo que quiere, o como es el caso, a qué espectáculo asistir.

Si a uno le gusta el circo, con sus leones, caballos o perros adiestrados ¿por qué prohibirlo? El tripartito lo fundamenta en que los espectáculos con animales tienen poco de positivo, cultural o didáctico además de añadir que supone que su adiestramiento conlleva un maltrato mayor o menor. Fundamento, por cierto, que solo puede hacer valer en las peticiones para ocupar un espacio público, pero no sé cómo pretenderían no autorizarlo en suelo privado. No podrían.

No tengo nada contra los circos. No creo que negar su contenido cultural y didáctico a éste o a cualquier otro evento por el simple hecho de usar animales bajo el pretexto que su adiestramiento conlleva un maltrato mayor o menor, sea el más acertado.

Adiestrar no es maltratar. Amaestrar, educar o domar a un animal es algo que lleva haciendo el hombre desde que apareció en la faz de la tierra. Llevar esto al extremo de identificarlo con el maltrato es como identificar, por ejemplo, que en l´ Oceanogràfic de Valencia y su delfinario, se maltrata a los delfines.

Porque si todo esto es así, me pregunto cómo van a encajar los del tripartito sin que suponga maltrato que en nuestro mercado medieval se utilicen burros como medios de transporte de la época para hacer una visita guiada a los turistas o se hagan exhibiciones de cetrería con aves.

¿O no van a autorizarse en la bendición de Sant Antoni exhibición alguna de doma con los caballos, o el tiro de carros, por no hacer referencia a las exhibiciones de tiro y arrastre?¿O deben de dejarse de hacer exhibiciones caninas o muestras de su adiestramiento, so pena de condenar al entrenador?

Alguna de estas exhibiciones han formado parte del espectáculo del circo y con el paso del tiempo, se han ido adaptando y uno no sabe si pensar que este gobierno piensa en prohibir alguno de estos espectáculos porque en mayor o menor medida al usar animales, su adiestramiento es maltrato. Las administraciones estamos para regular y evitar que se den situaciones de maltrato, pero no posicionarnos en el criterio absoluto de que todo evento que tenga animales es malo porque es falso y mantener eso supone un agravio injustificado para quienes respetan y cumplen las reglas.

La actitud del tripartito debe ser otra, porque si no, ¿qué va a ser lo siguiente en no autorizarse bajo ese criterio? ¿Las variedades de las fiestas patronales porque actúe un mago que hace desaparecer palomas o se saca un conejo de la chistera? Si esto sigue así ya me veo debatiendo en el próximo pleno una propuesta del tripartito, para, como en la película «Liberad a Willy», quieran que nos dirijamos a L´Oceanogràfic para la puesta en libertad inmediata de la ballena beluga que tienen en cautividad.