He tenido la oportunidad de leer un escrito de opinión publicado en Levante-EMV en fecha 7 de febrero. No le he dado difusión. No paso información sesgada, engañosa, parcial y cargada de ignorancia. Pero me siento en la necesidad de dar otra versión de los hechos.

El pasado día 2, efectivamente, más de 700 escolares y profesorado de la localidad de Sagunt realizamos la «tradicional» visita a la ermita de Sant Blai. Llevamos años haciéndolo.

Me pregunto: ¿La autora de este escrito será saguntina? Esta no es más que una tradición, que muy bien puede desligarse de lo que es la fe, y que trata de encontrarse con las raíces, las gentes del lugar y el conocimiento de nuestra historia. Nada que ver con esa supuesta «estrategia de marketing» orquestada por no se quién. Las cosas son más sencillas y transparentes.

Los padres del alumnado, convenientemente informados y desde su libertad, aprobaron esta visita. Esta actividad es una oferta libre, como nosotros lo somos para organizarla.

La escuela tiene cabida para todos. Debe ser un espacio abierto de libertad y aprendizaje donde los niños ven y viven la diversidad y crecen, y se hacen mejores personas porque son capaces de aceptar al otro que piensa diferente. Por eso todos cabemos.

Los alumnos que no asistieron, no quedaron «encerrados» en el colegio todo el día (la salida apenas duró hora y media) y castigados, ¡por favor! ¡Nuestros centros no son prisiones y nuestro métodos no son los castigos! Nuestros colegios son lugares de crecimiento, aprendizaje, abiertos, solidarios y tolerantes.

Intuyo y solo intuyo que con pensamientos como los de ese escrito, nos prohibirían si pudieran este tipo de actividades; lo siento, esto de prohibir me recuerda ciertas ideologías totalitaristas y de pensamiento único, por cierto, muy lejanas al sentir cristiano y nada propio de la escuela que soñamos.

En una cosa del escrito estoy de acuerdo: ¡Sí! Identificar religión y fiesta (mejor que jolgorio que suena un poco despectivo). Me gusta. Y estoy de acuerdo, porque, efectivamente, nosotros celebramos la VIDA, lo grande y las cosas pequeñas, en eso no hay error, nos va la alegría. ¿Alguien se puede sentir molesto y ofendido por ello? No lo entiendo.

Por último aprovecho para agradecer a las personas que nos invitan todos los años a visitar la Ermita y que se desviven por mantener una bonita tradición local con su cariño y acogida.

Dice el refranero que «las cocas de San Blas curan de todo mal», ¿curarán la ignorancia, el rencor, la envidia y las mentiras? ¡Cocas pues, para todos!