Carteles que han sido tiroteados, cortes en las gomas de goteo, robos de las piezas utilizadas

para cerrar las gomas, válvulas manipuladas, perdigonazos en plantones o en gomas de goteo

son algunos de los actos vandálicos a los que han sido sometidos campos de naranjas de la

comarca del Camp de Morvedre. Este es el panorama al que se han de enfrentar empresas

como Fruteq que han visto como se sabotean sus cultivos.

"Ya no solo tenemos que hacer frente a los malos precios, a las condiciones meteorológicas o a

los robos de fruta sino también al vandalismo", ha afirmado Javier Ribelles, gerente de Fruteq,

empresa de servicios agrícolas con casi 50 años de experiencia en el cultivo de cítricos.

Invasión de conejos

Por otro lado, con el problema del aumento de conejos en los campos de naranjos de la

comarca, el Camp de Morvedre se ha convertido en un coto de caza para acabar con estos

animales. Como consecuencia de ello, algunos cazadores en cuanto divisan una presa, le

disparan y no reparan en si le dan a un plantón, a un árbol o a una infraestructura de riego

"Los agricultores hemos de lidiar por un lado con los daños ocasionados por los conejos o

jabalíes y por otro con los producidos por los citados cazadores" ha afirmado Ribelles.

"Además, algunos olvidan el cartucho en el campo, generando deshechos y contaminación"

Otra de las quejas es la utilización de los campos como vertederos y es que hay mucho

incivilizado que aboca basura en cualquier parte.

La solución que se plantea es por un lado aumentar la vigilancia ya que la comarca no cuenta

con suficientes efectivos y por otro que los propios agricultores denuncien esta situación. De

hecho, la Guardia Civil posee un equipo, el conocido grupo ROCA, dedicado a esta labor, pero

si los propietarios no denuncian dicha situación, no se puede hacer nada.

Robos de fruta

Otra de las grandes reivindicaciones agrícolas es el control de los robos de fruta y parte de la

solución vuelve a estar en aumentar la vigilancia y los controles. De hecho, hay que aplicar la

misma trazabilidad que se viene dando en otros alimentos. Cuando se compra la fruta, se

debería de saber de dónde viene, no solo el municipio sino el polígono, la parcela y el campo.

Si se aplicara esto a rajatabla, se tendría totalmente controlado el canal y la fruta que no

pudiera explicar su recorrido hasta el comprador no debería ser vendida. Con ello disminuirían

los robos. Pero para que se dé esta situación hace falta el compromiso y la asignación de

recursos de todos los actores de la cadena.

Y no solo la fruta ya que en los últimos meses también hemos detectado el robo en coches y

útiles de las cuadrillas que van a trabajar a los campos, tal y como recientemente denunciaba

el presidente de AVA Asaja en el Camp de Morvedre, Francisco Campillo.