Éste será el segundo verano que los Santos Abdón y Senén no pueden presidir el altar mayor, su anda queda almacenada y las imágenes se mantienen en su capilla. La situación es excepcional, y a estas alturas hablar de la Covid 19 como pandemia y con secuelas cuya gravedad aún está por medir, parece una repetición que aburre, porque ciertamente estamos hartos de mascarillas, geles, de un nivel de atención cuando paseamos por la calle que raya en la neurosis, de la mala gestión del ahora te digo una cosa y la contraria…ha sido y está siendo difícil, pero para los que estamos, para los que mantenemos con nuestro esfuerzo el día a día, hemos de ser agradecidos, porque muchos seres queridos, amigos, compañeros o simplemente conocidos no pueden decir lo mismo, nosotros, los que leemos estas líneas aún estamos aquí y por ello tenemos responsabilidades, y quizá la más importante, la que ocupa el lugar privilegiado en nuestra lista de prioridades, es la del recuerdo, no podemos ni debemos olvidar, obviamente sin paranoias, recordando lo justo para mantener en nuestra memoria la dignidad de lo perdido.

A estas alturas se puede hacer un balance o si se quiere una reflexión personal sobre lo vivido durante este último año y medio, el abanico de aspectos a tratar es amplio y complejo, pero no voy a hablar de economía, ni de cambios sociales ni de política o demografía, hoy, en el día de los Santos Patronos de Sagunto hablaremos de patrimonio cultural material e inmaterial, y en este ejercicio de recuerdo y reflexión me viene a la cabeza el olvido de los que representan los protagonistas de nuestras fiestas, de hecho no he visto cartel de Fiestas Patronales, a excepción del de la cofradía de San Abdón y San Senén, incluso muchos saguntinos no saben quiénes son sus patronos, o porqué son protagonistas en algún evento. Es una anomalía histórica, ellos están presentes en el encadenamiento de sucesos de nuestra historia, porque pese a lo que algunos piensen o deseen, no nacimos ayer.

En anteriores ocasiones, ya hemos contado su biografía, se ha explicado por activa y por pasiva su papel en la vivencia martirial, su ejemplaridad para los fieles cristianos y la llegada de sus reliquias a Sagunto, y para perfilar este contexto explicativo, es importante y necesario saber el origen y el concepto de algo que a primera vista parece intrascendente: ¿qué es una reliquia?, puesto que ellas, las de los Santos Abdón y Senén van a presidir los actos litúrgicos.

Las reliquias son vulnerables en términos científicos pero relevantes en términos de fe. Pero entonces ¿por qué son tan importantes desde la perspectiva de la historia? Y en este punto entra un aspecto de nuestra condición humana que a menudo olvidamos, somos homo simbólicus, además de homo sapiens y homo bellicus. Necesitamos acercarnos a la santidad, tocar con nuestras propias manos a aquel o aquella que por sus actos ha trascendido la cotidianidad de las cosas y nos acerca a lo metafísico, necesitamos saber que podemos ser mejores porque otros lo han sido, y en términos religiosos, la búsqueda de la santidad se ha dado también a través del acercamiento de los restos físicos de aquellos que han marcado un camino a seguir, por tanto, al igual que existen coleccionistas de lo que han usado grandes deportistas o artistas de renombre ( pensemos en los seguidores de Elvis Presley, por citar un ejemplo muy manido pero entendible por todos), las reliquias nos indican, no la muerte o lo efímero del ser humano, sino la cercanía de los actos más infrecuentes y excepcionales pero posibles que los Santos y las personas en estado de gracia son capaces de hacer.

Actos de santidad

El 30 de julio de 2021, veremos en el altar de Santa María las reliquias de los Santos Patronos de la ciudad, y nuestra mirada está obligada a ir más allá de la visión de unos pequeños restos óseos, pensemos en lo que representan y en la información simbólica y trascendente que nos transmiten, no son huesos, son actos de santidad.