Es refrescante, de sabor intenso y espumosa. Tres elementos que convierten a la cerveza en una de las bebidas favoritas de miles de personas. Acompaña tanto a comidas como aperitivos y su origen se remonta miles de años atrás —7.000— en la Mesopotamia del Oriente Medio. No obstante, no está exenta de polémica.

De esta bebida de lúpulo, cebada y otros cereales se dicen muchas cosas, siendo la afirmación más extendida que la cerveza engorda. De hecho, expresiones como "barriga cervecera" forman ya parte de nuestro lenguaje. Pero, ¿es cierto?

La cerveza engorda: ¿sí o no?

No es ningún secreto que las bebidas alcohólicas tienen muchas calorías, aunque estas se asocian a la graduación de cada bebida. En este sentido, la cerveza presenta múltiples beneficios para la salud y destierra el mito.

Se trata de una bebida natural y con bajo contenido en calorías y en alcohol y, además, no contiene ni grasas ni azúcares. Lo que sí contiene es una cantidad importante de hidratos de carbono, vitaminas y proteínas, por lo que su consumo moderado es bueno para salud dentro de una dieta equilibrada.

Entre los diversos nutrientes que posee la cerveza destacan las vitaminas del grupo B —especialmente ácido fólico—, y fibra y minerales como el silicio, potasio, magnesio y sodio.

Así, teniendo en cuenta que cada 100 mililitros de cerveza contiene un promedio de 40 kilocalorías, esta bebida fermentada no es la responsable de esa afamada barriga.

Las cervezas suelen beberse acompañadas de tapas. ED

¿Por qué engordamos al beber cerveza?

Descartado el mito de que la cerveza engorda, ¿a qué se debe la barriga cervecera? La respuesta puede encontrarse en el aperitivo con el que se acompaña esta bebida.

Desde frutos secos hasta tapas de patatas bravas o pintxos, estas delicias gastronómicas serían las responsables del aumento de peso.

El truco, por tanto, es sencillo: para no engordar al consumir cerveza tan solo es necesario no acompañarla con tapas y, como advierten los especialistas, realizar un consumo moderado de la misma.