Mora de Rubielos es una localidad de Teruel, capital de la comarca Gúdar-Javalambre y con 1550 habitantes. El término tiene 166 km² a una altitud de 1035 metros. Entre sus monumentos destacan la antigua colegiata de Santa María, construida en el siglo XV, de estilo gótico; el castillo de los Fernández Heredia con 4000 metros cuadrados de planta, así como sus murallas y torres de defensa. Otra característica de Mora son las cinco ermitas que se conservan. Es un pueblo muy bonito y cargado de historia, pero hay una pregunta: ¿por qué se ha convertido en una referencia del turismo valenciano?

Podemos mencionar unas causas. El pueblo está rodeado de las montañas de la sierra de Gúdar. En su término hay muchas rutas naturales para poderlas hacer andando o en bicicleta; tiene muchas fuentes... Su climatología hace que, incluso los meses de julio y agosto, las temperaturas nocturnas sean muy agradables comparadas con las grandes ciudades valencianas. Y son muchas las familias que pasan el verano en esta ciudad.

Las razones por las que este pueblo de Teruel tiene enamorados a los valencianos. Turismo de Aragón

Otra causa del éxito de este destino turístico se explica por la emigración. Mora llego a tener más de 3000 habitantes y fue perdiendo población. En los años 1950-70 muchas familias se vieron obligadas a abandonarla buscando una salida económica. Ahora, aquellos antiguos habitantes y sus familias, regresan al pueblo. Sus aguas, su clima, su oferta gastronómica y sus fiestas han contribuido a este éxito de ciudad turística. Mora intenta que el turismo no se limite al verano: tiene muy cerca las pistas de esquí de Valdelinares y en la época de las setas, el peregrinaje por sus montes, es intenso. Mora “aprovecha” las temperaturas: en verano, el fresco; en invierno, el frio y la nieve. En la actualidad, tiene en funcionamiento 6 hoteles y innumerables casas rurales.

Mora ha cambiado mucho en las últimas décadas. En los años 1980 era una población que carecía de algunos servicios. Hoy tiene un instituto de secundaria, pabellón polideportivo con una oferta muy variada y con un equipo de balonmano que ha jugado en primera división nacional, está la sede de la Comarca Gúdar-Javalambre. Tiene los festivales de verano. Ahora la población está preparada para los retos y realidades del siglo XXI.

Económicamente, además del sector hotelero -puso en marcha el primer hotel de cuatro estrellas de toda la provincia La Trufa Negra- y gastronómico, cuenta con empresas dedicadas al secado y comercialización del jamón, espacios para la venta de ropa deportiva, empresas de construcción y canteras, con más de 120 trabajadores, empresas de fertilizantes… El cultivo de las carrascas truferas es otra fuente de ingresos. Hoy por hoy, Mora es una ciudad receptora de personas porque existe una buena oferta laboral. Indicador de su actividad, son las tres entidades financieras que mantiene abiertas sus puertas.

Sus fiestas se distribuyen por todo el año. Pero si hay alguna a destacar es la tradición del toro embolado, de ahí el nombre de ‘Mora, villa del toro embolado’. Las fiestas de San Miguel y sus toros embolados y vaquillas son un referente para los seguidores de las provincias limítrofes. El toro en Mora se vive de una forma muy intensa. De hecho, dentro del edificio del ayuntamiento están los toriles y se embola en la planta baja del edificio. Toda una tradición. La primera documentación sobre el toro de Mora es de abril de 1677. Los toros embolados de Mora tienen otra característica y es que las bolas de fuego no se colocan en los cuernos, que quedan libres, si no en un «yuguete», estructura metálica que se fija sobre el cuello del animal.

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Estos son los pueblos más bonitos de la Comunitat Valenciana que puedes visitar este verano A.S.

Un día de un turista en Mora.

Cada persona es un mundo y los intereses y aficiones son infinitas. Pero, en Mora es muy habitual empezar el día con una caminata por los caminos y sendas, buscando una fuente y regresar cuando el sol aun no calienta demasiado. Porque el sol cae con fuerza. Por la tarde-noche refresca bastante pero al mediodía la temperatura sube con fuerza. Una buena comida después de tomar un aperitivo en alguno de los lugares tradicionales: Cañaseca, El Hongo, El Botiquin, el bar de los jubilados, Fuenjamon, El Escalón, El Trebol… Y después se produce el silencio total: Mora enmudece. Una siesta prepara para la noche. Al día siguiente, se cambiará de ruta pero el típico aperitivo, será el lugar de encuentro con las amistades. Por la noche, siempre está el cie1lo que, en alejarse un poco del casco urbano, se puede contemplar uno de los mejores cielos de la península.

Virgen de los Desamparados.

Desde hace 60 años, se celebra, justo el domingo siguiente de la Virgen de Agosto, los actos en honor a la Virgen de los Desamparados. En la actualidad hay una asociación, la Asociación Fiesta de la Virgen de los Desamparados de Mora, cuya cabeza visible es Chimo Alegre Juan, y según nos cuenta, gracias a la venta de lotería y los donativos, todos los años organizan dicha fiesta, aunque por la pandemia, se han eliminado muchos, incluida la procesión de la Virgen de los Desamparados. Este año, será el día 22 de agosto.

Banda de música.

Mora también tiene su banda de música: la Asociación Musical Santa Cecilia, una de las 20 bandas que existen en la provincia. Tiene 39 años de antigüedad aunque se recuerdan realidades musicales anteriores. La banda cuenta con 35 músicos y una escuela de educandos con 50 alumnos y un claustro de 6 profesores. Su director es Rafael López Villamón.

Su alcalde.

Hugo Arquímedes Rios es el alcalde y tiene claro que su localidad se encuentra en un buen momento «porque no tiene secretos para nadie de la Comunidad Valenciana, somos un pueblo de referencia para veranear o para hacer una escapada. Todo el mundo ha sido bien recibido» Preguntado por qué se convierte en destino turístico recuerda al Doctor Gómez Ferrer, que tiene calle en la población: «siempre decía que para la buena salud de las personas, había que cambiar de aires y recomendaba subir a nuestra zona. Además todas las personas que habían inmigrado, volvían en verano. Y continúan viniendo porque los tratamos muy bien».