El Día Mundial del Teatro no es el mejor día para embarcarse en una aventura enloquecida encaminada a destruir todos los logros conseguidos en el mundo del teatro en los últimos treinta años. En lo único que acertáis de pleno en ese panfleto retorcido y manipulado es en el título: Així, no. Claro que así no. Así no sólo no se va a ninguna parte, si no que se rompen las más elementales normas que rigen una profesión que algunos de vosotros os empeñáis en reducir a una aventura pasajera, sin importaros arrastrar hacia la nada a cuantos, guiados por la ilusión y las ganas de luchar, se han entregado a esta maravillosa profesión. Os faltan agallas para plantar cara a la ministra de Cultura y a los dirigentes de los teatros nacionales, exigiéndoles formar parte de sus millonarios montajes. Sois tan españoles como ellos… ¿o no? También creo que a los cabecillas de tan ridículo movimiento os faltan algo más que agallas para enfrentaros a una realidad despiadada con vuestros currículos y habéis decidido utilizar mi nombre para que os saquen (cada menos, por cierto) en los periódicos. Esa carencia queréis suplirla atacándome a mí con una desfachatez que debería sonrojaros. Escribís literalmente: «La irrupción de este señor en el panorama teatral valenciano…» ¿Cómo la irrupción de este señor? Esa afirmación ya es suficiente para descalificaros como portavoces de nada. Yo llevo haciendo teatro en Valencia más de 40 años y si alguien ha irrumpido, y de mala manera, sois vosotros. Además agregáis que mi carácter «provocador, soberbio, déspota y desconsiderado» no os hace ningún bien al grueso de la profesión. Sin tener en cuenta que en una reunión del Consejo Rector de Teatres, al cual pertenezco igual que algunos de vosotros, expusisteis que hacer Los intereses creados causaba rechazo en la profesión. ¿En qué profesión? En la mía desde luego no, más bien todo lo contrario. Los que eso afirmasteis sois sencillamente unos embusteros hasta el extremo de que vuestro único representante en la reunión de ese consejo no se atrevió a repetirlo estando yo presente. Un gran número de profesionales del teatro valenciano se ha dirigido a mi lamentándose de vuestro comportamiento y desmarcándose de ese nimio movimiento beligerante y provocador, que lo que si está consiguiendo es sembrar el descrédito de los proyectos nacidos en la Comunitat. Esos son los resultados de vuestra manipulación de los hechos. ¿Y sois vosotros los que habláis de provocación, soberbia y desconsideración? ¡Hay que echarle huevos!

Cuando yo empecé a trabajar en Valencia muchos de vosotros no habíais nacido. Fue a mitad de los sesenta en la Casa de los Obreros, hoy Teatro Talía. Dirigía Miguel Juan. Desde entonces hasta hoy, he trabajado permanentemente y con todas las administraciones, no solo en Valencia, si no en todo el territorio nacional y en unos cuantos países. Conmigo habéis trabajado algunos de los que firmáis ese libelo y nunca me dijisteis nada, por no decir, a veces os costaba hasta decir el texto. Los que encabezáis esta descabellada muestra de impotencia os habéis salido del tiesto y no os va a ser fácil volver a él. Yo no soy la Administración y vosotros me estáis invitando a perder las formas, cosa que no voy a hacer aunque vosotros sí lo habéis hecho. Son muchos años partiéndome la cara en mi trabajo para que ahora aparezcáis cuatro sujetos frustrados y despechados a intentar ponérmela colorada… la cara, por supuesto. Huelga decir que vuestro propósito resulta inútil. Protestad todo lo que queráis contra el mundo. Rasgaos las vestiduras en pro de una decencia de la que carecéis o quemaos a lo «fallero» frente al Palau de la Generalitat. Incluso habláis de que son «mis amistades» las que me consiguen el trabajo. ¿Qué sabréis vosotros de amistades? Sois sectarios.

A todos los que no comparten vuestros métodos intentáis arrollarlos, pero se nota que los que habéis iniciado este ridículo enfrentamiento no tenéis ni puñetera idea de mi constancia y mis ganas de luchar. Os habéis cansado de tragar con todos los dirigentes políticos del mundo de la cultura. Vuestras tragaderas os han llevado a participar en muchos proyectos públicos y privados, con subvención, por supuesto. Pero en estos momentos en que se acercan elecciones hay que hacer ruido y sacudir el árbol para ver si cae alguna fruta en el zurrón. Para esa labor es injusto utilizar el teatro y, más aún, a un actor y director (no productor como afirmáis, ni siquiera de eso os enteráis) que todo su delito es trabajar y de vez en cuando llenar los teatros.

Claro que así no. Así os dirigís hacia el abismo. Lo que más me molesta es que he tenido que dejar por un momento mis obligaciones para contestar a las perogrulladas, amén de los insultos, que me habéis dedicado. Esta respuesta está especialmente dirigida a los que sin rastro de vergüenza, ponéis en duda mi capacidad de trabajo y mi caché. Afortunadamente sois muy pocos, poquísimos. Sospecho que alguno de esos poquísimos sería capaz de desterrarnos a todos los que disentimos si tuviera ocasión de dirigir la Cultura y concretamente el teatro en esta comunidad. Que tarde mucho en ocurrir, por el bien del teatro y de los espectadores. Espero que os aburráis de mencionarme y os dediquéis a algo más productivo. Yo seguiré con la promoción de la serie Crematorio de Canal Plus y preparando el estreno en Madrid de Los intereses creados, para Los Teatros del Canal, al margen de otros proyectos que silencio.

El próximo año espero también hacer temporada en Valencia y confío en colaborar, como he hecho hasta ahora, con algunos de los mejores actores de la tierra. Y el que quiera que le aumenten el sueldo que lo solicite a quien corresponda. Y si alguno de vosotros quiere hacer mi trabajo, que me sustituya y yo mi iré a hacer lo propio con Robert de Niro, a ver si así se mueve el escalafón y nos suben el sueldo a todos. Es una pena. Por las buenas nos hubiéramos sido todos muy útiles. Reclamáis la libertad de manifestaros como os venga en gana pero no dudáis en invadir la libertad y el honor de los demás. Esa es vuestra única finalidad. Merecéis ser compadecidos. Y ahora a celebrar el Día Mundial del Teatro.