La Conselleria de Educación ha reducido en 987.000 euros la dotación de la línea presupuestaria destinada a la gratuidad de libros de texto y ha acordado destinar esa cantidad a las becas para maestros que efectúen prácticas profesionales en materia de asistencia lingüística en inglés de educación infantil. El acuerdo del Consell sobre la línea «Gratuidad libros de texto», que estaba dotada con 49.828.000 euros, sufre una reducción de 987.000 euros, con lo que se queda en 48.841.000 €. La Generalitat alega que la gratuidad de los libros ya no es universal, debido a que la idea en origen es financiar sólo a las familias que lo necesiten. Es el fin del «café para todos», que ya anunció el Consell, que está obligado a cumplir el objetivo del déficit impuesto por los organismos superiores y al que las cuentas apenas le saldrían sin la ayuda del Gobierno central. El trasvase de fondos desde el sector del libro al nuevo profesorado de inglés no es el único que trascendió ayer, obligado el Consell a cumplir con servicios básicos a costa de disminuir otros. Las ayudas a la Dependencia crecerán €y habrá que felicitarse por ello€ a costa de unos «excedentes» de 12,6 millones cedidos por el departamento de Agricultura.

En todo caso, en el capítulo de la educación, los libreros valencianos, ya de pos sí golpeados por la coyuntura, denuncian lo que es de una evidencia mayúscula y que entronca con la mera subsistencia: el Consell les debe nueve millones del «bono-libro» del curso que finalizó en junio, lo que contribuye sin duda a agravar la crisis generalizada que sufre el sector. La debilidad de libreros, editores y distribuidores es manifesta. Es obvio que la Generalitat no debería forzar su agonía, sino su revitalización.