Tras el fracaso estrepitoso del modelo canon sanitario, según el cual empresas indeterminadas iban a abonar 360 millones de euros al Consell y aún ganarían dinero logrando economías en las áreas no asistenciales de los hospitales, el Ejecutivo cambia de fórmula, adosa consultores privados a los directores de centros sanitarios para sugerirles dónde pueden ahorrar y declara la «tarifa plana» en el gasto en salud: La Administración paga una cantidad y la firma contratista presta el servicio sin rechistar ni pasarse en los fondos asignados. Se acabaron los sobrecostes. Es una verdadera lástima que el nuevo modelo «tarifa plana» no se haya aplicado antes a las obras de Santiago Calatrava, la gestión de Valmor en la Fórmula 1, la escandalosa organización del viaje del Papa a Valencia en 2006, el control de gastos de Emarsa o la asignación de los fondos de cooperación que un juez investiga. La prohibición de los sobrecostes empezará por el material fungible de los hospitales, como los pañales, así que nada de comer higos chumbos.